Se trata de unas inyecciones periódicas controladas por un médico, aunque también se necesita cierta predisposición. La castración química trata de reducir los impulsos sexuales con el fin de evitar los impulsos sexuales reduciendo los niveles de las hormonas sexuales masculinas, principalmente la testosterona, como asegura Osvaldo Rajimil, Andrólogo de la Fundación Puigvert.

Este coctel de hormonas frena los deseos y se administra por medio de inyecciones periódicas, mucho más fáciles de controlar por los médicos que la otras opciones, como la ingesta de una pastilla diaria, ya que en este caso toda la responsabilidad de mantener el tratamiento sería para el violador, y sólo es eficaz si se administra la dosis de forma continuada. Este método es eficaz junto a una terapia psicológica, el paciente tiene que tener la fuerza de voluntad necesaria para no recaer.

Durante su estancia en la cárcel Singul, estuvo meses luchando contra sus fantasías sexuales junto a un equipo de psicólogos, los cuales han tratado de modificar su conducta y sus pensamientos. Los expertos coinciden en que ningún método es eficaz totalmente si el violador no tiene predisposición de curarse.

El único método eficaz al 100% es la castración quirúrgica.Tal y como señala la psicóloga forense Rocío Gómez, una  de las causas por las que una persona agrede sexualmente es su baja autoestima. Ahora, temen que al salir en libertad le pueda la presión, se desestabilice y abandone el tratamiento de control de sus impulsos.