Ricardo Barcia, el vigués que inició una huelga de hambre acampado frente a la sucursal de la caja en la que formalizó una hipoteca para comprar un piso en Salceda de Caselas (Pontevedra), en el que ya no vive y que dejó de pagar en julio tras quedarse parado en 2008, ha conseguido que le concedan la dación en pago.
Barcia ha señalado que deberá esperar quince días para formalizar toda la documentación y quitarse de encima "una losa insoportable": una hipoteca de 90.000 euros por un piso de una habitación, de la que había pagado casi 40.000. El pasado mes de julio no pudo pagar más tras agotar las prestaciones por desempleo, recurrir a créditos con otras dos entidades bancarias y recibir la ayuda de familiares.
En Plasencia, otra mujer respira un poco más tranquila. Por piedad, María Rufina podrá seguir en esta casa con sus seis hijos. El juez que tenía que ordenar su desahucio se aferra a eso, se apiada de ella para no echarla a la calle, aunque ha ocupado ilegalmente el piso.
Sus casos son excepciones porque en otros muchos, aunque se paralice un desahucio, la deuda no desaparece. Al contrario, los intereses de demora iguen creciendo, incluso entre un 20% y un 30%
En Terrasa una jueza ha suspendido un desahucio hasta que el Tribunal de Justicia de la Unión Europea decida si los desahucios en España vulneran la ley. Con todos estos casos resulta que las buenas palabras del Gobierno se quedan sólo en eso, son papel mojado, porque al final la humanidad sigue estando en manos de los bancos o de los jueces.
"Le habían lavado el cerebro"
De California a Manresa para rescatar a su hermana de una secta: "El cura me agarró y me tiró al suelo"
El contexto Adriana di Gerónimo se enteró de que su hermana estaba recluida en una congregación católica que había recibido denuncias por abusos sexuales. Al recibir la noticia, no dudó en dirigirse a Manresa para ayudarla.