Con uno de los motores escupiendo fuego de manera intermitente, un avión de la compañía Virgin Australia se vio forzado a realizar un espectacular aterrizaje de emergencia en la noche del lunes en Nueva Zelanda, en un incidente donde no hubo heridos.
La aeronave, un Boeing 737-800 con 67 pasajeros y seis miembros de la tripulación a bordo, despegó desde el aeropuerto de Queenstown, en la Isla Sur, y mientras aún cogía altura uno de los motores comenzó a experimentar problemas. En videos compartidos por testigos, grabados dentro y fuera del aparato, se aprecia cómo desde el lado derecho del avión escupe llamaradas de manera intermitente.
"Uno de los motores del avión hacía un ruido tremendo y luego lanzaba llamas (...) continuó subiendo y el ruido y las llamas cesaron", declaró Nick Lambert, uno de los testigos que vieron volar al aparato desde tierra firme, al diario 'The New Zealand Herald'. Mientras que dentro del avión, el pasajero Michael Hayward dijo al mismo medio que escuchó una "explosión" repentina segundos después del despegue.
"Las llamas comenzaron a salir disparadas del motor derecho mientras intentaba reiniciarse", apuntó Hayward, al describir escenas de pánico iniciales que, a medida que las llamas se sofocaron, comenzaron a calmarse.
El piloto del avión decidió abortar el trayecto, con destino a Melbourne, y aterrizar de emergencia en el aeropuerto de Invercargill, a unos 180 kilómetros al sur del punto de partida.
Las autoridades aeroportuarias desplegaron equipos de emergencia en pista para atender a los viajeros, pero ninguno de ellos resultó herido, informó en un comunicado el director de Operaciones de Virgin Australia, Stuart Aggs. "Los pilotos que volaron con un solo motor fueron excelentes, la tripulación de cabina hizo un gran trabajo y el equipo de tierra en el aeropuerto de Invercargill nos ayudó a reponernos rápidamente", indicó el pasajero, publica este martes el diario neozelandés.
Según el ejecutivo de Virgin Australia, el incidente podría deberse al impacto del avión con un pájaro poco después de su despegue. Una teoría que también respalda el director ejecutivo del aeropuerto de Queenstown, Glen Sowry, quien explicó que sus instalaciones han registrado algunos incidentes con aves pequeñas en las últimas semanas. Por su parte, la Autoridad de Aviación Civil y la Comisión de Investigación de Transporte Aéreo de Nueva Zelanda abrieron una investigación para determinar las causas de este incidente.