Tres normas de la seguridad aérea de la Unión Europea han quedado en entredicho después de la tragedia del vuelo de Germanwings, la primera de ellas la regla de los dos pilotos. El copiloto Andrea Lubitz se quedó solo en la cabina, lo que le permitió bloquear la puerta y manipular los controles.

Gobiernos como Austria o Portugal, o aerolíneas como Easyjet ya han modificado su reglamento para exigir que siempre haya al menos dos personas en la cabina de pilotos. Todas las compañías españolas ya lo aplicaban. Ahora, como primera acción tras el suceso, Bruselas lo recomienda temporalmente y no se descarta elevarlo a obligación.

"Estamos a disposición de la agencia estatal de seguridad aérea y en el marco europeo para poder establecer modificaciones", explicaba la vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría.

También se han puesto en entredicho los controles psicológicos. Hasta ahora, sólo se instaba a los pilotos a superar cada año un rutinario chequeo médico. En ningún caso hay un examen psiquiátrico que valore las aptitudes del personal.

"Queda a criterio del examinador médico determinar si es necesario más pruebas, pruebas psicológicas o más pruebas de sangre", afirma Rafael Teijo, del Sindicato Español de Pilotos de Líneas Aéreas (SEPLA).

Y, por último, las horas de vuelos. Lubitz apenas tenía 630 horas de vuelo y en Europa se concede la licencia de piloto comercial con alrededor de 250. Muy pocas, según los sindicatos para una persona responsable de decenas de vida. Por ello, reclaman aumentar éste nivel de experiencia.

"Por lo menos debería ser el mínimo exigido en Estados Unidos de 1.500 horas", cuenta Rafael Teijo, de SEPLA. Europa se replantea ahora si su normativa es realmente segura.