Con tono afectado, el mismo al que acostumbra en los últimos años, el rey ha arrancado sus reflexiones asegurando que "España continúa sufriendo los efectos de una crisis económica y financiera con efectos muy negativos sobre las personas, las familias y las empresas".
Se desmarca así del optimismo practicado por el Ejecutivo durante el último tercio del año, descartando cualquier atisbo de recuperación con una sentencia: "Para mí, la crisis empezará a resolverse cuando los parados tengan oportunidad de trabajar".
"Para mí, la crisis empezará a resolverse cuando los parados tengan oportunidad de trabajar"
Los parados son quienes reciben sus palabras más afectuosas, aunque don Juan Carlos también ha querido tener un recuerdo para los que no pueden disponer de una vivienda, lo jóvenes que no han podido encauzar su vida profesional o quienes están aportando lo mejor de su creatividad, en especial, emprendedores, pymes, autónomos e inmigrantes.
"Gracias también a la sociedad civil que ha demostrado una solidaridad verdaderamente ejemplar para atender a millones de personas en graves dificultades. Gracias, en definitiva, al conjunto de los ciudadanos por vuestro ejemplo de responsabilidad y de civismo en tiempos ciertamente difíciles", ha remarcado el monarca.
En este punto, su mensaje se centra en la crisis que vive la política española, con muchos de sus representantes inmersos en tramas de corrupción. "Sé que la sociedad española reclama hoy un profundo cambio de actitud y un compromiso ético en todos los ámbitos de la vida política, económica y social que satisfaga las exigencias imprescindibles en una democracia. Es verdad que hay voces en nuestra sociedad que quieren una actualización de los acuerdos de convivencia", asevera el rey, que pide realismo, esfuerzo y generosidad para las fuerzas políticas y sociales.
"La salud moral de una sociedad se define por el comportamiento ético de cada ciudadano"
Iñaki Urdangarin y su esposa, la infanta Cristina, han sido protagonistas de uno de los mayores escándalos de corrupción, el denominado Caso Nóos. Las actividades fraudulentas del instituto Nóos y Aizóon ya tiene recorrido, pero ha sido este 2013 el año más dramático para el duque de Palma. La infanta Cristina, que fue imputada y posteriormente, en una acción judicial sin precedentes, desimputada, espera que el juez Castro decida su suerte.
Para ellos también ha tenido palabras el rey, para ellos y todos los ciudadanos afectados por la apropiación indebida. "La salud moral de una sociedad se define por el nivel del comportamiento ético de cada uno de sus ciudadanos, empezando por sus dirigentes, ya que todos somos corresponsables del devenir colectivo".
Las palabras sobre corrupción dejan paso a su opinión sobre otra de las grandes cuestiones, la independencia catalana. Don Juan Carlos aboga por la unidad de la nación respentando las diferencias que dan riqueza a la realidad española. Para ello, recurre a la Constitución: "Puedo decir que el sistema político que nació con la Constitución de 1978 nos ha proporcionado el período más dilatado de libertad, convivencia y prosperidad de toda nuestra historia y de reconocimiento efectivo de la diversidad que compone nuestra realidad".
"La Corona cree en un país libre, justo y unido dentro de su diversidad. Cree en esa España abierta en la que cabemos todos. Y cree que esa España es la que entre todos debemos seguir construyendo. Por ello, invito a las fuerzas políticas a que, sin renunciar a sus ideas, superen sus diferencias para llegar a acuerdos que a todos beneficien y que hagan posibles las reformas necesarias para afrontar un futuro marcado por la prosperidad, la justicia y la igualdad de oportunidades para todos", pide don Juan Carlos.
El monarca enumera algunos de los factores que, a su entender, unen a todos los españoles. Entre ellos, la búsqueda de un povernir próspero, los lazos históricos o culturales, la solidaridad ante las desigualdades o, "el sentimiento de comunidad que recientemente expresaba el Príncipe de Asturias: España es una gran Nación que vale la pena vivir y querer, y por la que merece la pena luchar".
"España es una gran Nación que vale la pena vivir y querer, y por la que merece la pena luchar"
Con estas palabras evidencia la creciente trascendencia que ha cobrado la figura del príncipe, candidato a heredar un reinado cada vez más cuestionado. Si don Juan Carlos contempla abdicar en un futuro próximo, el camino para su vástago parece bien preparado.
Antes de terminar, el rey realiza una serie de invitaciones a diferentes sectores de la sociedad política, económica y social. Pide a los líderes políticos que combatan el desaliento, a la comunidad intelectual que sea guía del nuevo mundo o a los empresarios que apuesten por investigación e innovación.
Llega entonces la despedida. Construye el rey una defensa sin acusación, un alegato final que viene a despejar las dudas que existen sobre su figura en el apartado moral:
Esta noche, al dirigiros este mensaje, quiero transmitiros como Rey de España: "Transimito mi determinación de continuar estimulando la convivencia cívica, en el desempeño fiel del mandato y las competencias que me atribuye el orden constitucional, de acuerdo con los principios y valores que han impulsado nuestro progreso como sociedad. Y, en segundo lugar, la seguridad de que asumo las exigencias de ejemplaridad y transparencia que hoy reclama la sociedad".