En principio todo parecía igual que el año pasado, pero en seguida vemos la primera novedad. La cámara va acercándose al Palacio Real hasta colarse en el despacho del Rey. Le pilla trabajando, pero aparta su lectura y comienza.
Su postura es lo primero que llama la atención. Por primera vez está apoyado sobre la mesa, de pie. Esta decisión podría estar directamente relacionada con su reciente operación, porque según los médicos es la mejor postura para estar durante horas. Aunque así también transmite cercanía y juventud.
Seguro que más de uno escudriñó las fotos que aparecen detrás de don Juan Carlos, pues aquí tienen la primera. Es la más destacada: los reyes con los príncipes de Asturias en la Cumbre Iberoamericana de Cádiz. Justo debajo aparecen los príncipes de nuevo el día de su pedida. Y las fotos pequeñas situadas arriba pertencen al bautizo de la infanta Leonor.
En la mesa, la esquina izquierda está llena de recortes de periódico. Junto a él, un ejemplar de la Constitución y montañas de libros rodeándole, un lugar de trabajo algo anticuado porque no hay ni rastro de un ordenador.
Y como el Rey es buen seguidor del Papa, el belén que aparece durante el discurso no tiene ni buey ni mula. Todo está estudiado hasta el reloj, que marca las 9 de la noche. Lo enseñan justo a la hora a la que comienza el discurso y nunca más lo volvemos a ver. El retrato sin embargo sale en numerosas ocasiones, pues este hombre, el que preside el despacho del Rey, es el Duque de Parma. Y aunque la palabra recortes no la utilizó, ahí las tienen: unas tijeras encima de la mesa.
También hay una lupa y lo que parecen varios ceniceros. Curiosamente hace unos días nos mostraron por primera vez el despacho del Rey en su canal de internet. Pues bien, para el discurso hizo algunos cambios en su estantería. Si Urdangarín era el único que no aparecía en las fotos, ahora la de Marichalar junto a Elena también ha desaparecido.