Rajoy y Puigdemont mantienen en el Palacio de la Moncloa su primera reunión desde que fue investido el presidente catalán, ya que hasta ahora sólo habían protagonizado un saludo protocolario en Barcelona. Aunque la Generalitat pretendía fijar una serie de asuntos sobre los que hablar, el Gobierno central impuso que se concretara sin un orden del día cerrado.

Pero lo que es seguro es que se abordará el proceso soberanista porque así lo ha avanzado Puigdemont, quien mostró su deseo de que su interlocutor muestre "comprensión" a los planteamientos que le expondrá al considerar que es "una demanda de Cataluña".

Rajoy no responderá a esa expectativa porque, según han asegurado fuentes del Gobierno, no hará cesión alguna ante la hoja de ruta pactada por Junts pel Sí, ERC y la CUP. "En este asunto no puede haber ningún acuerdo", han recalcado estas fuentes, que han garantizado que el presidente defenderá en todo momento la unidad de España, la soberanía nacional y la igualdad entre españoles vivan donde vivan.

El Ejecutivo es consciente de que el acuerdo de gobierno que hizo a Puigdemont presidente de la Generalitat incluye unas pretensiones que le tienen "atado de manos", y recuerda que Rajoy también tiene en la actualidad el condicionamiento de estar en funciones.

Por ello, desde el Gobierno se recalca que Rajoy no puede ofrecer nada a Puigdemont más allá del diálogo institucional y, por tanto, no hay que sobredimensionar el contenido de un encuentro que puede servir para entablar una relación personal y política que pueda tener sus frutos en el futuro.

En consecuencia, el Gobierno estima que se puede hablar de muchos temas y cree que, entre ellos, puede estar el momento político que vive España, la situación económica en general y en Cataluña, los 23 puntos que el expresident Artur Mas trasladó a Rajoy en su reunión de julio de 2014, el Corredor del Mediterráneo o la situación de los refugiados.

Ante su cita, Puigdemont explicó que el planteamiento soberanista "no lo hace un partido o una institución", sino que tiene detrás "un movimiento ciudadano muy transversal" con el apoyo de su gobierno, las diputaciones y buena parte de los ayuntamientos catalanes y que exhibe "sintonía sobre el proyecto de país".

El president prevé hablar también de los derechos de los refugiados, pobreza energética y techo de déficit. Para él, el objetivo de déficit que el Gobierno central impone a las comunidades es "inasumible" y supone un "reparto injusto".

También aireará los "incumplimientos del Estado" con Cataluña y le advertirá del "error" que supone la "judicialización de la política" al llevar a los tribunales medidas que ha tomado la Generalitat en los últimos años. La última reunión en la Moncloa entre Rajoy y un presidente de la Generalitat fue el 30 de julio de 2014, cuando recibió a Artur Mas y constataron que sus posiciones sobre una consulta en Cataluña eran irreconciliables.