El triunfalismo ha dominado el discurso de Mariano Rajoy. El presidente del Gobierno ha descrito lo que, según su visión, ha cambiado en estos dos años. Ha sacado pecho con el paro y, entre aplausos, Rajoy se ha puesto poético, a pesar de "rechazar el triunfalismo". Con o sin autocomplacencia, Rajoy dice que no pierde de vista el paro.

Expuesto esto, ha llegado el desafío sobre el sector eléctrico y el impuesto de sociedades a Rubalcaba. Casi de puntillas ha pasado Rajoy sobre la corrupción. Y sobre Cataluña, una gran novedad. Sigue descartando un referéndum pero, por primera vez, abre la puerta a una reforma de la Constitución.

La parte del discurso más aplaudida no ha sido la economía, sino sus referencias a Cataluña. El presidente ha afirmado que "los españoles hemos mezclado sangres", y que va a pelear por los catalanes, por lo que ha vuelto a decir "no" a la propuesta de referéndum de Artur Mas.

Sobre corrupción, ha vuelto a prometer un endurecimiento del código penal, lo que ya hizo el año pasado, y ha asegurado que este problema no afecta a ningún partido más que a otro. Por la tarde, en el PP esperan que salgan temas como el terrorismo, la educación, la cultura o el aborto.