Es el último debate de la legislatura y, consciente de ello, el presidente ha dejado claro el logro de sus tres años de Gobierno: "La gran medida de política social de esta legislatura fue evitar el rescate". Y dice que lo ha hecho gracias a los españoles y no a costa de ellos: "El Estado que debatimos hoy es el de una nación que ha salido de la pesadilla".
En un año trufado de citas electorales, Rajoy ha vendido su objetivos cumplidos: "Disponemos de hechos sólidos que se palpan, se miden y se cuentan porque son reales". Una mención fugaz del presidente a la desigualdad, y dos minutos escasos los que ha dedicado a la corrupción: "España contará con la legislación más exigente para prevenir y castigar la corrupción".
Y, aunque Podemos no tiene aún representación parlamentaria, Rajoy se ha referidos a ellos como "ventoleras ideológicas". Advirtiendo de que la fase expansiva en crecimiento y empleo se puede disolver como un azucarillo: "Hay que hacer políticas económicas sensatas y no demagogia".
Y si Rajoy se jacta de haber dado la vuelta a la situación, insiste en echar por tierra las recetas mágicas: "Tardaríamos seis meses en regresar a la ruina más descarnada". Aperitivo del presidente, jaleado por los suyos, antes de pasar al siempre más combativo turno de réplica.