Sólo el 29% de jóvenes españoles y el 23% de italianos están convencidos de que su existencia será mejor que la de sus padres en materia de ingresos y estándares de vida, frente al 43% de los alemanes, según el estudio del Instituto para la Sociedad y las Comunicaciones de Vodafone.
Por otra parte, el 42% de españoles e italianos que estudian o se están formando se muestran poco confiados en encontrar un puesto de trabajo acorde a su formación, una esperanza que sí tiene el 73% de los alemanes.
Entre los jóvenes que actualmente trabajan, sólo el 40% de los españoles y el 36% de italianos, frente al 66% de los alemanes, ven posible encontrar un empleo en su misma área en el futuro. En este sentido, el 34% de españoles y el 39 % de italianos considera que las oportunidades de trabajo son mejores en el extranjero, una idea que sólo tiene el 9% de alemanes.
La consecuencia es que el 58% de los españoles y el 61% de los italianos no descarta emigrar a otro país en busca de mejores oportunidades de trabajo. Aunque la mayoría de jóvenes europeos afirma que se postula u opta a un empleo por su interés en su área específica de trabajo, el 19% de los españoles y el 21% de italianos -frente al 11% de alemanes- dicen que aceptan cualquier puesto como solución temporal para salir o evitar el desempleo.
Además, el 35% de los españoles y el 40% de los italianos optan por invertir más tiempo en estudiar para compensar la difícil situación del mercado laboral, un porcentaje que se sitúa entre el 27% y el 31% en el resto de países estudiados.
Los españoles y los italianos también consideran que los empleadores deberían tener más influencia en los planes de estudios. Al mismo tiempo, los españoles defienden más que otros encuestados la idea de que no son los educadores, sino las compañías las que deben replantearse su enfoque respecto a la educación.
Según el sondeo, que refleja la opinión de los jóvenes en el contexto de una revolución digital, el 65% de españoles y el 68% de italianos considera que la digitalización se traducirá en un recorte de al menos un 2% de empleos, una opinión que, sin embargo, no es mayoría en los otros países.