Nueve entidades bancarias han sufrido daños en la madrugada del jueves al viernes en Galdakao (Bizkaia), San Sebastián, Arrasate (Gipuzkoa) y Legutiano (Álava), tras ser atacadas con pintura, piedras y, alguna, con líquido inflamable por encapuchados, uno de los cuales ha sido detenido en la capital guipuzcoana.

Según informa el departamento vasco de Seguridad, el joven arrestado fue sorprendido por agentes de la Ertzaintza que sobre las 00.30 acudieron al barrio donostiarra de Egia, donde un grupo de personas con las caras cubiertas había arrojado botes de pintura contra las fachadas de cuatro sucursales bancarias situadas en las cercanías de la calle Virgen del Carmen.

Al percartarse de la presencia policial los alborotadores se dieron a la fuga, si bien uno de ellos arrojó antes una botella con pintura contra los policías que lograron darle alcance y detenerlo. El arrestado, de 18 años, ya ha sido puesto a disposición judicial acusado de un presunto delito de atentado contra agentes de la autoridad y otro de daños.

Unos minutos después de este incidente, sobre las 00.50 horas, otro grupo de desconocidos ha lanzado bombillas con pintura en su interior contra tres oficinas bancarias situadas en el casco urbano de Arrasate (Gipuzkoa). Asimismo, sobre la una de la madrugada, varias personas han apedreado con adoquines una sucursal del BBVA situada en la calle Carmen de Legutiano (Álava), que ha resultado con una luna fracturada.

El ataque con líquido inflamable se ha producido sobre las 3.00 horas en Galdakao (Bizkaia), donde dos encapuchados han quemado mediante este método los dos cajeros exteriores de la sucursal de Kutxabank de la calle Juan Bautista Uriarte, que han quedado inutilizados por las llamas.

Además de estos sabotajes, durante la jornada de ayer, en la que se celebró el Primero de Mayo, grupos de encapuchados ocasionaron numerosos destrozos en más de una veintena de bancos y comercios en Bilbao, así como en diversas localidades vizcaínas y en Oñati (Gipuzkoa), que sufrieron desperfectos en algunos cajeros automáticos y en sus lunas tras ser golpeados con mazas y rociados con pintura.