A diferencia de Trump, una de las primeras medidas de Justin Trudeau fue acoger a 31.000 refugiados sirios. En mangas de camisa dio la bienvenida en el aeropuerto a varias familias. Un año después volvió a encontrarse con ellos, visiblemente emocionado.

La versión de Canadá que Trudeau quiere proyectar al mundo; Un país sin pena de muerte, con sanidad universal para todos: "Cada día elegimos la esperanza frente al miedo. La diversidad frente a la división".

Un mensaje constructivo que aprendió de su padre, el carismático primer ministro Pierre Trudeau. Murió cuando Justin tenía 28 años y estaba más centrado en el boxeo que en la política. Pero en octubre de 2015 arrasó en las elecciones con el Partido Liberal y decidió formar un Gobierno fiel a su estilo: distinto y variado.

Además, el pasado 10 de enero nombró ministro de Inmigración a Ahmed Hussen, un refugiado somalí llegado a Canadá en 1993. Recientemente, tras el reciente atentado en el centro islámico de Quebec, que dejó seis muertos; Trudeau ha prometido defender y valorar a los musulmanes: "No responderemos con violencia a la violencia. Haremos frente al miedo y al odio con amor y compasión". Él encarna la perfecta antítesis de Trump, justo al otro lado de la frontera.