Dzhokhar Tsarnaev, de 19 años, se encuentra ahora en el hospital de una prisión federal de Fort Devens, unos 60 kilómetros al noroeste de Boston (Massachusetts), según informó el portavoz del Servicio de Alguaciles Federales, Drew Wade.

El joven, de origen chechén, fue trasladado durante la noche desde el Centro Médico Beth Israel Deconess de Boston, donde recibía tratamiento por las heridas que sufrió durante su persecución y captura en relación con los atentados del 15 de abril, que dejaron tres muertos y más de doscientos heridos.

Tsarnaev tiene heridas en la garganta, la pierna y una mano, pero su condición cambió de 'grave' a 'favorable' a mediados de esta semana, lo que permitió que las autoridades le trasladaran al centro penitenciario, diseñado para presos que requieren atención médica.

A su llegada a la prisión, el sospechoso fue calificado como un criminal de 'alto riesgo' y trasladado a una celda aislada en la sección de alta seguridad del centro, tras lo que le tomaron las huellas dactilares y una muestra de ADN. Además, le sometieron a una evaluación psicológica, que determinó que no parece presentar el riesgo de herirse a sí mismo, según indicaron fuentes de la prisión a la cadena CNN.

Se espera que permanezca allí al menos hasta el 30 de mayo, cuando deba comparecer en la primera audiencia judicial del caso, que el Gobierno federal presentó en su contra el pasado lunes y que le acusa del uso de 'armas de destrucción masiva' contra personas, lo que le expone a la pena de muerte o a cadena perpetua si es declarado culpable.

Mientras, las autoridades de Boston comenzaron a trasladar el barco en el que la policía descubrió a Dzhokhar hace una semana en busca de más pruebas, al tiempo que un equipo del FBI protegido con trajes para el manejo de materiales peligrosos registraba un vertedero a las afueras de Boston.

Ese equipo busca un portátil que ha sido vinculado con el sospechoso a raíz de un interrogatorio a dos jóvenes kazajos, Dias Kadyrbayev y Azamat Tazhayakov, detenidos el sábado y que vivían a las afueras de la Universidad de Massachussetts Darmouth, en la que el menor de los hermanos Tsarnaev estuvo inscrito.

Las autoridades creen que Dzhokhar y su fallecido hermano mayor, Tamerlán, visitaron el apartamento de los dos kazajos después del atentado, según indicaron fuentes policiales a la cadena ABC.

Tras interrogar a esos dos jóvenes, las autoridades encontraron un teléfono móvil que aparentemente perteneció a Tamerlán y comenzaron hace tres días una búsqueda del portátil de Dzhokhar en el vertedero cercano a la universidad, que por el momento ha sido infructuosa, según ABC.

El padre de los sospechosos, Anzor Tsarnaev, anunció el jueves que viajaría próximamente a EEUU para cooperar en la investigación, pero ha decidido posponer indefinidamente el viaje por problemas de salud y viajó a Moscú para tratarse, según indicó la madre de los hermanos, Zubeidat Tsarnaev, a la cadena Fox News.

La madre de los hermanos Tsarnaev está acusada en un tribunal de Massachussetts por robo y daños a la propiedad, por lo que teme ser detenida si regresa a Estados Unidos.

Por otra parte, legisladores y autoridades seguían investigando por qué los planes de los hermanos Tsarnaev escaparon al FBI y la CIA pese a que el mayor de los dos figuraba en los archivos de ambas agencias.

Según ha informado el Washington Post, un agente en Boston de un equipo especial contra el terrorismo de EEUU recibió, nueve meses antes de los ataques, una alerta de que un sospechoso de ser militante islamista acababa de regresar de un largo viaje a Rusia, alrededor de la fecha en que Tamerlán volvió de una estancia en la república norcaucasiana rusa de Daguestán.

No hay indicaciones de que ese agente compartiera esa pista con ningún otro miembro del equipo especial, que forma parte de una red nacional contra el terrorismo, según funcionarios anónimos citados por el diario.

En una audiencia en la Cámara de Representantes, el congresista republicano Ted Poe consideró que el informe se enmarca en un "problema a la hora de compartir información" entre las agencias de seguridad de EEUU, y lamentó que esos fallos persistan más de once años después de los atentados del 11 de septiembre de 2011.