Andréi Purguín, viceministro primero de la república popular de Donetsk, ha dicho que "se han localizado los restos de todos los fallecidos". Además, ha señalado que han encontrado los cuerpos de las personas bajo los fragmentos del avión y ya se han entregado los restos a la parte ucraniana.
El número dos de los sublevados ha asegurado que los milicianos han trasladado en coches a la región de Járkov, controlada por Kiev, tanto los restos de todos los fallecidos como sus objetos personales.
"En el lugar del siniestro ya no quedan restos mortales. Ya no hay nada, sólo restos del avión", ha apuntado Purguín. También, ha dicho que junto a la zona de la catástrofe "continúan los combates" entre los separatistas y las tropas ucranianas.
Poco después de la tragedia, las fuerzas de Kiev lanzaron una ofensiva en contra de los milicianos prorrusos concentrados en el lugar de la catástrofe y en contra Shajtiorsk, Torez y Snezhnoe, las tres ciudades más próximas a la zona de la caída del avión derribado.
Aunque lograron arrebatar a los sublevados parte del territorio en el que quedaron esparcidos los restos del avión MH17, no pudieron hacerse con el control de las tres ciudades.
El gabinete de prensa de las fuerzas de Kiev ha advertido que los separatistas prorrusos concentran numerosos efectivos y medios técnicos en la ciudad de Svérdlovsk, "para desplazarlos en dirección a las ciudades de Snezhnoe, Torez y Róvenki".
Todas esas localidades, próximas a la zona de la caída del avión malasio, tienen una importancia estratégica para los milicianos porque a través de ellas pasan las últimas vías de comunicación entre Donetsk y Lugansk, capitales de las dos regiones rebeldes que siguen en manos de los sublevados.
En la misma situación está la ciudad de Krasni Luch, en la región de Lugansk, cuya ocupación por las tropas ucranianas supondría el bloqueo de abastecimiento por parte de Moscú a los separatistas, según Kiev.