Por su parte, el Banco Central ha decidido también mantener cerrados los bancos el martes, día en que debían reabrir sus puertas tras el festivo del lunes.
Asimismo se ha aplazado la reunión del Consejo de Ministros prevista para hoy. Los partidos políticos mantendrán este domingo una serie de reuniones de urgencia para definir su postura de cara a las medidas acordadas por el Eurogrupo, que han causado un fuerte revuelo entre la clase política e ira entre la población.
El proyecto requiere del voto a favor de 29 de los 56 diputados que forman el hemiciclo, por lo que Anastasiadis, cuyo partido conservador DISY tiene 20 escaños, necesita del respaldo cerrado de los nueve diputados del partido que le apoyó en las elecciones, el centrista DIKO, algo que no parece asegurado. Según la prensa local, uno de los diputados de DIKO podría votar en contra.
El resto de las formaciones han dejado entrever su rechazo, como es el caso del partido comunista AKEL, del último presidente Dimitris Christofias, que tiene en el parlamento 19 escaños.
En contra votarán también los 5 diputados del partido socialdemócrata EDEK, y toda probabilidad se le sumará al rechazo el único representante del movimiento de los ecologistas y los dos diputados del partido centroderecha EVROKO.
El nuevo Gobierno de Nicosia aceptó en la madrugada del sábado un paquete de medidas, que entre otras imposiciones incluye un impuesto extraordinario del 9,9 % sobre los depósitos de más de 100.000 euros y uno del 6,75 % para los inferiores.
Nada más conocerse la noticia en Chipre, la gente salió a la calle para retirar fondos de sus cuentas, pero se encontró con que los bancos cooperativos, los únicos que abren en sábado, habían recibido la prohibición de permitir transferencias bancarias. Poco después estos bancos cerraron sus puertas y las colas se mantuvieron ante los cajeros automáticos, donde los ciudadanos se aprestaban a sacar el máximo permitido por día, 1.000 euros.
El "corralito" parcial, que había sido posible gracias al fin de semana largo de Carnaval, con un lunes festivo, se convierte con la decisión de hoy de cerrar también el martes en un problema difícilmente comunicable a una población, que está fuera de sí y se se siente engañada.