La lluvia sobre las 19.000 personas que buscan llegar a Europa empeora la situación en el campamento de las precariedades. El sonido de ambulancias es constante y preocupa la salud de los más pequeños y las epidemias que la lluvia puede formar. Ante esto surgen acciones solidarias como la de una pareja de ancianos griegos que les ha abierto su casa.
Una pareja de ancianos abre su casa a los refugiados en Idomeni