El suceso ocurrió en el estadio olímpico de Berlín, durante una copiosa nevada. En el estadio se encontraban 400 agentes que llevaban a cabo una maniobra para controlar a los aficionados ultras en un partido de fútbol.
Ambos aparatos volaban a baja altura y colisionaron sobre la entrada al recinto deportivo, y al menos uno de ellos se estrelló tras sufrir una fuerte explosión. Los policías acudieron rápidamente a socorrer a los pilotos.
El ministro de Interior alemán, Hans Peter Friedrich, ha confirmado el fallacimiento de uno de los pilotos, y ha asegurado que las investigaciones para determinar la causa del accidente "ya han empezado". Las primera datos obtenidos apuntan a que uno de los pilotos se desorientó por la espesa niebla y chocó fatalmente con el otro aparato.