Desde hace una semana el Gobierno de Etiopía está bombardeando la frontera de Amhara y Tigray, una de las regiones del norte del país que se ha declarado en rebeldía y no reconoce al presidente.
El primer ministro asegura que han derrotado a los rebeldes en el oeste de la región y que la victoria definitiva está cerca. De momento, los combates en la región rebelde continúan y es difícil conocer la situación real, como ha explicado Valentina Cibin, guía turística en la capital etíope, a laSexta. "La zona está aislada, no podemos hablar con ellos porque tienen cortadas las comunicaciones", ha asegurado.
Según el gobierno central, han muerto al menos 500 soldados. Además, más de 10.000 etíopes han cruzado ya la frontera con Sudán y se calcula que en los próximos días los refugiados sean más de 200.000. Por eso, la ONU ha pedido a los dos bandos que dejen acceder a personal humanitario a la zona para atender a los afectados, sobre todo a los que se encuentran en zonas de fuego cruzado.
La emergencia humanitaria se desató el 4 de noviembre cuando el Gobierno de Etiopía, por orden del Premio Nobel de Paz 2019, Abiy Ahmed, lanzó una operación contra el Frente de Liberación de los Pueblos del Tigray, acusándolos de haber atacado dos bases militares.
Pero para entender esta escalada hay que ir más allá: el Gobierno central ha tachado de ilegales las elecciones parlamentarias que la región celebró en septiembre y desde el 5 de octubre el gobierno de Tigray no reconoce la autoridad del Ejecutivo central. De continuar las tensiones, el conflicto podría abocar a Etiopía a una guerra civil y poner en riesgo la estabilidad del Cuerno de África.