Liberia, Sierra Leona y Guinea Conakry son de los países africanos más afectados por el imparable brote del ébola. Mientras turistas, empresarios y otros extranjeros abandonan el país, la población local vive a duras penas en busca de fuentes de alimentación que a su vez, pueden provocar con facilidad el contagio de la enfermedad entre personas. Por su parte, los países afectados continúan tomando las medidas de precaución pertinentes para evitar más víctimas por el virus, que ya alcanzan los 900 muertos.