Más de cuarenta personas han muerto tras la irrupción de militantes del grupo radical Estado Islámico de Irak y del Levante (ISIL, en sus siglas en inglés) en un pueblo sirio de mayoría alauí, secta a la que pertenece el presidente Bachar al Asad, según han informado los activistas.
El Observatorio Sirio de Derechos Humanos precisó que entre las víctimas hay 21 civiles, de los que diez eran miembros de la misma familia, y veinte milicianos progubernamentales. Los fallecidos murieron después de que los combatientes de ISIL entraran en la localidad de Maan, en la provincia central de Hama.
La ONG no explicó la forma en que perdieron la vida las víctimas. El régimen sirio, por su parte, confirmó la muerte de diez mujeres en Maan a manos de "grupos terroristas", como las autoridades denominan a los opositores armados.
Los atacantes quemaron y destruyeron las viviendas de decenas de ciudadanos, agregó la agencia de noticias oficial, Sana, que cita fuentes del Gobierno provincial de Hama. El Frente Islámico, principal alianza opositora islamista, anunció en las últimas horas en internet que había tomado el control de Maan durante este domingo, en colaboración con combatientes de otras brigadas.
El Frente Islámico detalló que en "la liberación" de Maan de las tropas del régimen participaron milicianos del Movimiento Islámico los Libres de Sham, una de las organizaciones que forman parte de él, y de la facción extremista Yund al Aqsa, aliada de ISIL.
Estas informaciones no han podido ser verificadas de forma independiente debido a las restricciones impuestas por el régimen y los insurgentes a los periodistas para trabajar sobre el terreno. El conflicto sirio ha ido adquirieron cada vez mayores tintes sectarios desde su inicio en marzo de 2011.