El Gobierno de EEUU ha anunciado que retrasará del 15 de febrero al 31 de marzo la fecha límite para que los estadounidenses adquieran un seguro médico si no quieren enfrentar una multa, en un nuevo cambio al proceso de implementación de la reforma sanitaria aprobada en 2010.

La nueva regla da a los estadounidenses seis semanas más para cumplir con la cláusula fundamental de la reforma sanitaria, la que establece la obligatoriedad del seguro médico y estipula multas para quienes no lo tengan, según indicaron fuentes del Departamento de Salud al diario The Washington Post.

Funcionarios estadounidenses aseguraron que el cambio no tiene relación con los problemas que ha registrado la página web destinada a la contratación de los nuevos seguros médicos, HealthCare.gov. Esa web fue estrenada el pasado 1 de octubre para permitir a los estadounidenses comparar distintos planes de seguro médico, en un proceso que culminará el 1 de enero, cuando entrará en vigor la cláusula fundamental de la reforma sanitaria.

Será entonces cuando los nuevos planes de seguro médico se activarán y estarán disponibles, y a partir de ese momento todos los estadounidenses tendrán la obligación de contratar uno. Sin embargo, la ley establecía de plazo hasta el 15 de febrero para que los más rezagados se decidieran por un plan, y a partir de esa fecha comenzarían a aplicarse las multas, que pueden llegar hasta los 95 dólares por pasar un año sin cobertura médica.

La nueva regla cambia esa fecha hasta el 31 de marzo y asegura que nadie que adquiera un seguro de salud durante el periodo de inscripción estipulado sea sujeto a multas, independientemente de si su cobertura ha entrado en vigor o no antes de esa fecha.

A los problemas que ha experimentado la web se ha sumado un nuevo reto para la Casa Blanca, después de que varios legisladores demócratas, que deberán hacer frente en 2014 a una complicada reelección, se sumaran a las voces que piden un aplazamiento de la obligación para todos los ciudadanos de contratar un seguro médico.

La Casa Blanca insiste en que el objetivo fundamental de la reforma es extender la cobertura médica al mayor número posible de ciudadanos y de una manera asequible, algo que, según sus cálculos, seis de cada diez estadounidenses no asegurados podrán conseguir por debajo de los 100 dólares con la nueva ley.