Más de 300 personas han muerto en Siria en el que ha sido el día más sangriento desde el inicio de la revuelta contra el régimen de al Asad. De los fallecidos, 211 eran civiles y el resto combatientes de la oposición, según ha informado el Observatorio Sirio de Derecho Humanos.
El mayor número de víctimas se registró en Damasco y su periferia, aunque también hubo muertos en otras provincias como Deir al Zur, al este, o Alepo y Homs, en el centro de la región.
Los grupos de la oposición informaron de que dieciséis personas de tres familias habían sido ejecutadas en Barze. Entre los muertos había varias mujeres y menores de edad. La Comisión resaltó, además, que quince personas detenidas en Hama fueron asesinadas y tiradas a un pozo de agua.
Unas informaciones que no han podido ser verificadas de forma independiente debido a las restricciones impuestas a los periodistas para trabajar.
Esos sucesos coincidieron con un doble atentado contra la sede del Estado Mayor de la Defensa en Damasco, que se cobró la vida de cuatro guardias del edificio y que fue reivindicado por el rebelde Ejército Libre Sirio (ELS).
El conflicto que se vive en Siria desde marzo de 2011 ha causado ya unos 25.000 muertos, mientras que 2,5 millones de personas necesitan ayuda humanitaria y más de 250.000 se han refugiado en los países vecinos, según recoge Naciones Unidas.