Hasta ahora en el parque Gezi sólo se escuchaba el ruido de las pistolas de la Policía, hasta ahora. La plataforma Occupy Gezi se ha convertido, a diferencia de otros grupos violentos, en el 15M turco. En el parque ha crecido una ciudad de indignados que hacen asambleas y exponen sus ideas para modernizar la sociedad turca.
Porque no hay mejor forma de desmentir al Gobierno, que les llama "extremistas y violentos", que repartir rosquillas o hacer una cadena para que llegue la comida y los medicamentos. Van conquistando poco a poco la ciudad y se van organizando. "Tenemos médicos que acuden donde hay enfrentamientos con la policía para ayudar a la gente y traerla al campamento".
Quieren demostrar la amplitud de un movimiento al que Erdogan no va a tener más remedio que mirar a la cara. El primer ministro deberá afrontar una crisis que ha dejado otra muerte, un policía que ha caído a una zanja en la ciudad de Adana.