José Luis llevaba 25 años trabajando en Taller López Gallego, y formó parte del primer despido colectivo que trajo la reforma laboral. Once días después, la empresa presentó un ERE. "La empresa estuvo arrastrando los pies hasta la llegada de la reforma laboral y acto seguido presentó el ERE", declara.

Ya llevaban 12 meses sin cobrar cuando les despidieron en marzo del año pasado y, a pesar de que el Tribunal Superior de Justicia de Madrid emitió una sentencia declarando el despido nulo, lo cierto es que los trabajadores no han cobrado indemnización alguna un año y medio después. "No cobramos nada, vivimos con ayudas familiares", lamenta José Luis.

Sin embargo, el Tribunal Supremo ha ratificado la nulidad del despido, argumentando que la empresa no entregó la dcumentación económica mínimamente necesaria, y que no se prestó a negociar "de buena fe" con los trabajadores. A pesar de que debería readmitir a sus trabajadores, la empresa está inmersa en un proceso concursal por falta de fondos, de modo que tendrán que esperar a la resolución de las demandas individuales.