Sindicalistas y parados italianos han saludado airados la reunión del BCE en Nápoles. "No puede ser que sigamos financiando a los bancos en lugar de los servicios sociales", se quejan. Se quejan los trabajadores, a los que no les gusta el último plan de Draghi: comprar deuda privada a los bancos.
Un billón parece mucho dinero, pero a los inversores les ha parecido poco, y todas las bolsas europeas se han desplomado. La italiana se ha dejado casi un 4%. La española, algo más de un 3%, la francesa un 2,8% y la alemana un 2%.
El presidente del BCE también ha tenido un mensaje que se interpreta va dirigido a Alemania: "Debería gastar más, si quiere que su economía y la de la eurozona salga del punto muerto".
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