Con los bancos cerrados, en Chipre la gente apenas puede conseguir dinero. El anuncio de su reapertura ha sido acogido con escepticismo.

"Los bancos pueden abrir mañana o el viernes, pero yo ahora no tengo dinero. Así que, ¿de dónde lo saco?, ¿dónde compro comida?" dice un ciudadano chipriota.

Temiendo una fuga de capitales masiva, el país va a imponer unas severas restricciones para que el dinero se quede en Chipre. A los clientes no se les permitirá sacar más de 300 euros al día, tampoco se podrán pagar cantidades superiores a 5.000 euros con tarjeta de crédito en el extranjero, y no se podrán cobrar cheques en efectivo.

Con la crisis bancaria, los chipriotas colapsan los comedores sociales y los bancos de alimentos. "La gente nos llama todos los días muy preocupada. Nos preguntan si podremos darles alimentos si de repente pierden el trabajo", dice Panagiotis Panagiotou, director del Banco de Alimentos.

En su mayoría parados y pensionistas, recurren a estos servicios porque su situación roza la tragedia, los jubilados temen no cobrar su paga este mes.

Un drama que los responsables del Banco Central de Chipre ya han empezado a pagar. El consejero delegado de la institución, ha sido despedido este miércoles de manera fulminante. Sin embargo, el Gobierno sigue culpando de la crisis a la Unión Europea.

"Han disuelto nuestro sistema financiero y han impuesto medidas devastadoras que nos condenan a la recesión, el desempleo y la pobreza", asegura el Presidente del Congreso.

Un descontento que mañana puede convertirse en una agitación sin precedentes con la reapertura de los bancos y la llegada en tromba de clientes desesperados por salvar sus ahorros.