¿Qué un político esté bien pagado garantiza que no sea un corrupto? Algunos casos demuestran lo contrario. Basado en el lema 'Yo soy millonario, no necesito robar', Jesús Gil se hizo con la alcaldía de Marbella en 1991.

Tras numerosos casos de corrupción, pelotazos urbanísticos y 25 procesos judiciales después, Gil acabaría en la cárcel en 2002.

Hoy muchos diputados reflexionan en que un buen sueldo no garantiza la honorabilidad. Los expertos coinciden en que la codicia es inherente a la condición humana. Hoy continuarán las comparecencias sobre un polémico debate en el contexto económico actual.