"Por lo que se refiere a la recuperación económica en la zona euro, perdemos impulso", indicó Draghi en su comparecencia regular ante la Comisión de Asuntos Económicos y Monetarios del Parlamento Europeo.
El presidente del BCE añadió que, "después de cierta expansión en los últimos trimestres, el crecimiento de la zona euro y el PIB real llegaron a un punto muerto en el segundo trimestre del año". Las condiciones económicas percibidas a lo largo de este verano han sido "un poco más débiles de lo esperado", dijo Draghi, quien agregó que, a pesar de que la demanda industrial de producción y fabricación en julio dio "algún motivo para ser optimistas", los últimos indicadores "señalan que sigue habiendo un fuerte declive" registrado en agosto, "aunque después se haya detenido".
Aludió asimismo a una "tasa de desempleo demasiado alta" y a un "crecimiento de crédito débil", lo que a su juicio supone un "freno para la recuperación" de los países de la moneda única. "Los riesgos en torno a esa expansión esperada son riesgos menores", dijo, y señaló además que las tensiones geopolíticas podrían "frenar la confianza del consumidor y las actividades empresariales".
Por lo que se refiere a la inflación de la zona euro, indicó que ha estado "a la baja durante un periodo de tiempo considerable". "En el mes de agosto, la inflación había alcanzado un 0,3 %, con una revisión ulterior del 0,4%", recordó, al tiempo que consideró que la inflación "seguirá siendo baja en los próximos meses antes de aumentar gradualmente durante 2015 y 2016".
Draghi aseguró que, durante ese periodo de inflación baja, el BCE "va a seguir de cerca la evolución de los precios" y se va a centrar en "las posibles repercusiones de una dinámica de crecimiento menor". El presidente del BCE insistió en que la institución "ha hecho un enorme esfuerzo en los últimos tres años para "asegurar la estabilidad de los precios", y que ha luchado "con éxito" contra la crisis de confianza en el euro, ha ofrecido al sistema bancario del euro una "financiación sin precedentes" y ha seguido bajando los tipos.
Teniendo en cuenta la "perspectiva sombría" de la inflación, un crecimiento ralentizado y una dinámica monetaria y crediticia moderada, el BCE decidió a principios de septiembre bajar los tipos de interés a su mínimo histórico, de forma que el tipo de financiación principal se situó en el 0,05 % y, el tipo para depósitos, en el 0,20 %. También indicó que el BCE va a empezar a adquirir títulos "transparentes" según su programa de compra de bonos de titulización de activos (BTA).
"Nuestra política monetaria seguirá siendo acomodaticia durante bastante tiempo", señaló. Para luchar contra la inflación dijo que están dispuestos a "utilizar instrumentos no convencionales y a cambiar nuestras intervenciones no convencionales", a pesar de que "muchas cosas dependen de situaciones fuera de nuestro ámbito". En su opinión, el desempleo "tiene un papel importante a la hora de mantener baja la inflación".
En cualquier caso, Draghi hizo hincapié en la necesidad de "reformas estructurales que se complementen con la política del BCE y den más poder a la política monetaria", y consideró que "ningún estímulo monetario ni fiscal puede tener un efecto significativo" sin esas reformas. Draghi apuntó que "la crisis sólo terminará cuando vuelva la plena confianza de la economía real y de que las empresas vuelvan a asumir riesgos".
Según dijo, "parece que la percepción del riesgo sobre los préstamos bancarios se ha ido reduciendo en el último año o año y medio". "Cuando tomamos las decisiones de política monetaria yo pienso en el ciudadano europeo (...) En el crecimiento, en el empleo y también en el problema del desempleo. Ahí no hay lugar para Wall Street ni la City" londinense, indicó en referencia a los principales mercados financieros del mundo.
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