Al Gobierno se le rebela uno de sus principales aliados. La patronal clama contra el aumento de las cotizaciones sociales: "Mina la competitividad de las empresas y la creación de empleo y pone en riesgo la incipiente recuperación".

Pero lo que realmente le duele a los empresarios es el bolsillo: "Conlleva un castigo con fines recaudatorios con el que no estamos de acuerdo".

Ante la pataleta empresarial, Báñez tira de diplomacia y dice ponerse del lado del trabajador. Pero su mano derecha no se anda con rodeos y lanza este mensaje a todos aquellos que sustituyen salario por vales de comida, cheques guardería u otros complementos.

Para algunos, como Joan Coscubiela, no es más que un rifirrafe entre socios que no hay que creerse. Para otros es una medida desafortunada, y la mayoría piensa que al final el que pagará será el trabajador, que se quedará sin estos vales.

Todos los afectados piden abrir una negociación pero, de momento, el Gobierno da la callada por respuesta.