Investigadores de la Universidad de Lund, en Suecia, han logrado restaurar la movilidad y la sensación del tacto en ratas afectadas por un derrame cerebral al reprogramar las células de la piel humana para que se conviertan en células nerviosas, que luego se trasplantaron al cerebro de las ratas, según publican en la revista de investigación 'PNAS'.

"Seis meses después del trasplante, pudimos ver cómo las nuevas células habían reparado el daño que había causado un derrame cerebral en el cerebro de las ratas", explica el profesor Zaal Kokaia, quien junto con el profesor principal Olle Lindvall y la investigadora Sara Palma-Tortosa, de la División de Neurología, son los autores del estudio.

Varias investigaciones previas del equipo de Lund y otros han demostrado que es posible trasplantar células nerviosas derivadas de células madre humanas o de células reprogramadas en cerebros de ratas afectadas por un accidente cerebrovascular.

Sin embargo, no se sabía si las células trasplantadas pueden formar conexiones correctamente en el cerebro de la rata de una manera que restablezca el movimiento y la sensación normales.

"Hemos utilizado técnicas de seguimiento, microscopía electrónica y otros métodos, como la luz para apagar la actividad en las células trasplantadas, como una forma de demostrar que realmente se han conectado correctamente en los circuitos nerviosos dañados.

Hemos podido ver que Las fibras de las células trasplantadas han crecido hacia el otro lado del cerebro, el lado donde no trasplantamos ninguna célula y hemos creado conexiones. Ningún estudio previo ha demostrado esto", asegura Zaal Kokaia, quien, a pesar de que él y su colega Olle Lindvall han estudiado el cerebro durante varias décadas, está sorprendido por los resultados.

"Es notable descubrir que en realidad es posible reparar un cerebro dañado por un derrame cerebral y recrear las conexiones nerviosas que se han perdido.

El estudio enciende la esperanza de que en el futuro también sea posible reemplazar las células nerviosas muertas con nuevas células nerviosas sanas también en pacientes con accidente cerebrovascular, a pesar de que hay un largo camino por recorrer antes de lograr eso ", dice Olle Lindvall.

Los investigadores han utilizado células de la piel humana que han sido reprogramadas en el laboratorio para convertirse en células nerviosas. Luego se trasplantaron a la corteza cerebral de las ratas, en la parte del cerebro que con mayor frecuencia se daña después de un derrame cerebral. Ahora los investigadores emprenderán más estudios.

"Queremos saber más acerca de cómo las células trasplantadas afectan el hemisferio opuesto del cerebro. También queremos ver más de cerca cómo un trasplante afecta las funciones intelectuales como la memoria.

Además, estudiaremos los posibles efectos secundarios. La seguridad es, por supuesto, extremadamente importante para el trasplante celular si se va a utilizar clínicamente en el futuro", concluye Zaal Kokaia.