El Ministerio de Igualdad hizo público hace unos días un ambicioso estudio sobre la violencia machista. El titular deja en muy mal lugar a nuestro país: una de cada cinco mujeres –más de cuatro millones– ha sido víctima de la violencia machista en los últimos doce meses. La cifra se dispara hasta el 57 por ciento –más de once millones– cuando se contabiliza la violencia sufrida a lo largo de sus vidas. La letra pequeña del estudio dice que se han incluido en el informe ítems novedosos, como las miradas lascivas o insistentes, la proximidad excesiva y el contacto físico no deseado, apartados que en estadísticas anteriores no estaban contemplados y que, lógicamente, han disparado las cifras. El estudio revela todo el camino que aún falta por recorrer para llegar a la igualdad real y desterrar las actitudes machistas. Bien está que quede constancia de ello y que los departamentos encargados de educar se pongan manos a la obra.

Pero mientras los burócratas y las burócratas del Ministerio de Igualdad realizaban este ambicioso estudio, en centenares de jefaturas de Policía y comisarías, las UFAM –las unidades dedicadas a la protección de las mujeres y los menores– continúan siendo los patitos feos del Ministerio del Interior. Son las unidades que más denuncias reciben, que más atestados instruyen y que más detenidos hacen. Y por lo general, sus medios son irrisorios. Hablamos de policías que persiguen violadores, asesinos machistas, pederastas… Hombres y mujeres que lidian a diario con la violencia real, la que se cobra muchas vidas al año y la que deja en algunos niños y niñas secuelas de por vida.

La UFAM de Murcia detuvo la semana pasada a José María Ortín Leal, profesor de la Escuela Taurina de esa ciudad, acusado de abusar y agredir sexualmente a diez alumnos de entre once y diecisiete años. La operación salió adelante por el celo y el amor propio de la inspectora que comanda la unidad y por el trabajo a destajo de todos sus compañeros, que tan solo una semana después de recibir las primeras informaciones acerca de lo que estaba pasando en el centro docente pusieron a disposición judicial al detenido y enviaron al juez un detallado atestado con las declaraciones de víctimas y testigos.

Cualquiera que conozca la realidad policial sabe bien que no hay unidades más ninguneadas que las UFAM. Carecen de medios personales y técnicos y están desbordadas de trabajo en todos los puntos de España. Animo a los burócratas y las burócratas del Ministerio del Interior para que hagan un macroestudio que compare los medios con los que cuentan estas unidades y la cantidad de gentuza que sacan de la calle a diario. Se sorprenderían.