Frivolizar y hacer risas con algo tan serio como una violación se paga muy caro cuando se tienen responsabilidades públicas, salvo que seas secretaria de Estado de Igualdad, hayas impulsado una ley que ha hecho posible la rebaja de penas de 181 delincuentes sexuales y en lugar de asumir tu responsabilidad difundas un vídeo en Twitter en el que eches la culpa de todo al machismo, la extrema derecha y el heteropatriarcado.
La secretaria de Estado de Igualdad, Ángela Rodríguez, se echó hace unos días unas risas con unas colegas en el foro ‘Feminismo para todas’. Allí, en un tono jocoso propio de la cantina de la universidad o del patio Maravillas, habló de “oleadas de violadores a la calle”. Hombres y mujeres de todos los partidos –también del PSOE– exigieron el cese de la incontinente secretaria de Estado. Ella, como única respuesta, difundió en Twitter un vídeo con el rictus serio y muy afectado y, lejos de asumir responsabilidades, dijo que: "las feministas estamos acostumbradas a que mucho de nuestro trabajo quede reducido a bulos,noticias falsas y manipulaciones que ridiculizan y tergiversan las políticas de igualdad”. Arreglado. Su ministra y valedora, Irene Montero, avaló a Rodríguez también a través de Twitter: “Duele tanta manipulación sobre nuestro trabajo, pero ojalá sirva para que más mujeres víctimas de violencia machista sepan que trabajamos para que haya más recursos y espacios seguros para protegerlas".
Todo esto ocurre mientras la bienintencionada y desastrosa ley del solo sí es sí ha hecho posible en el momento de escribir estas líneas la rebaja de condena a 181 delincuentes sexuales. ¿Pueden parar a reflexionar por un instante Montero y Rodríguez qué pensarán las víctimas de esos violadores cuando oyen su vacía verborrea plagada de lugares comunes o leen sus proclamas tuiteras de adolescentes?
El Código Penal es algo muy serio. Se trata del soporte legal que fija el reproche a las conductas delictivas descritas en él y desde hace mucho tiempo es elaborado por juristas y técnicos en Derecho que analizan y prevén las consecuencias de las modificaciones que allí se hagan. A lo largo de nuestra democracia se ha reformado infinidad de veces y jamás el resultado ha sido tan desastroso como ahora. Quizás porque esta ha sido la única ocasión que la reforma ha sido llevada a cabo por incompetentes que no hicieron caso de los avisos lanzados desde lugares tan alejados de los “machismos” y las “derechas” como Compromís o ERC.
Cuando a los jueces no les queda más remedio que aplicar la ley y comenzar a rebajar condenas, los impulsores de la reforma no piden disculpas, sino que desde su repugnante superioridad moral culpan a los jueces de machistas, retrógrados, fascistas y lo que haga falta para no asumir los desastres provocados por su propia frivolidad.
Aunque ellas no lo crean y piensen que este país era un desierto, antes de que Ángela Rodríguez e Irene Montero llegasen a la política, muchos hombres y mujeres trabajaron mucho para proteger a las víctimas de la violencia machista y sexual. Se crearon juzgados y fiscalías especiales, se crearon unidades especiales y se formó a fuerzas y cuerpos de seguridad, se hicieron reformas legales, se trabajó en prisión con los agresores, se puso en marcha el 016, se hicieron convenios con oenegés para proteger a las víctimas… Un sinfín de medidas que nunca fueron suficientes para acabar con el problema, pero que ayudaron a miles de mujeres.
Hoy, camino de los doscientos delincuentes sexuales favorecidos por la ley del solo sí es sí y con un final e inicio de año con las cifras de asesinatos machistas disparadas, lo último que necesitan las mujeres es la soberbia y la incompetencia de Montero y Rodríguez.