No quería hablar de esto. Pero no puedo evitarlo. No quería hablar del aborto porque no quiero dividir, sino unir. Porque me gustaría que pudiéramos reflexionar y no enfrentarnos. Y esto cada vez lo veo más difícil en esta sociedad cada día más individualista y dividida por ideologías.

Cuando alguien dice que está en contra del aborto, ¿en qué piensa? ¿En la mujer que ha abortado, en las circunstancias que la rodean, en las razones de su decisión o en ella misma, en sus ideales, valores y opinión personal? ¿En lo que ella hubiera hecho? Creo que aquí está el problema.

"No me des opinión, lo que necesito es apoyo", decía hace unos días Natalia de Santiago. Ella tan acertada en sus palabras, puso la verdad sobre la mesa, lo que tantas mujeres pensamos. Cuando se cuestiona o pone en peligro el derecho del aborto, no se está pidiendo que cada mujer opine sobre qué haría ella en su lugar o deje claro que sus ideales no le permitirían abortar. Cuando se quiere derogar una ley tan necesaria como esta en USA se está poniendo en peligro la salud y la vida de muchas mujeres. Porque ir en contra de este derecho que es fundamental no va a reducir el número de abortos, va a aumentar el número de abortos ilegales e inseguros. Y con ello que muchísimas mujeres en situaciones vulnerables sufran complicaciones de salud, que pueden acabar en su propia muerte. ¿Queremos esto? ¿Queremos que mujeres, en contra de su voluntad, aborten en situaciones pésimas, sin apoyo, sin herramientas, sin seguridad? Y no es dramatizar, es la realidad que existe y no queremos ver desde nuestra situación de mujer blanca privilegiada.

Esto no es una guerra ideológica, por favor, no hagamos de todas las cuestiones un enfrentamiento de nuestras creencias personales. Y por favor no nos posicionemos en un argumento que me parece muy peligroso: "soy provida". Yo soy provida, todas somos "provida" si las circunstancias son mínimamente dignas. ¿Quién soy yo para hablar por otra mujer? Yo no he tenido que pasar por la dura experiencia del aborto. Pero, en mi primer embarazo, con un diagnóstico complicado se me pasó por la cabeza esta opción. Por miedo, por desconocimiento y por unos resultados que al final no fueron tales, pero el aborto estuvo en mi mente. Y he acompañado a mujeres en este momento tan duro y no las he juzgado, las he acompañado y las he comprendido.

Decía mi amiga y periodista Ana Requena Aguilar que "un país como Estados Unidos que no tiene permiso de maternidad, que no apoya a las mujeres madres y que tiene tasas de mortalidad materna similares a las de los países pobres, no les importa la vida, les importa la noción de vida". Así que no nos miremos en estos espejos para traer el debate de una ley que no debe cambiar nunca.

Cuando se posicionan en contra del aborto se piensa que las mujeres abortan por egoísmo y porque se creen dueñas de la vida. Pues también, pero no solo existe este caso, hay muchos más, en los que las mujeres necesitamos libertad de decisión sobre nuestros cuerpos. Y sobre todo dignidad. Y el director general de la OMS, Tedros Adhanom, lo ha dejado claro, menos mal: "Todas las mujeres deben poder decidir sobre sus cuerpos y salud. Punto y final. El aborto seguro es parte de la asistencia sanitaria". Así que más allá del debate ideológico, no hay discusión científica.

No demos pasos atrás, avancemos. Punto y final.