Cuando Antoni Gaudí diseñó la Sagrada Familia, tuvo en cuenta muchas cosas. Entre ellas, lo imprevisible. No solo concibió un templo monumental, sino una obra abierta al tiempo, al cambio y a los vaivenes de la historia. Quizá no previó que las obras se alargarían durante más de 140 años, pero sí que el mundo cambiaría —y con él, también su basílica—.
Jesús Bastante, autor de 'El aprendiz de Gaudí', propone una mirada distinta a esa obra que sigue levantándose en el corazón de Barcelona
Jesús Bastante, autor de El aprendiz de Gaudí, propone una mirada distinta a esa obra que sigue levantándose en el corazón de Barcelona. Su novela mezcla realidad y ficción para contar no solo el proceso de construcción del templo, sino la historia íntima y apenas conocida de una figura clave en la vida del arquitecto: su sobrina.
"Gaudí tenía una sobrina a la que tenía que cuidar", explica Bastante. "Sabemos que es una mujer enferma, oligofrénica". Esa joven, llamada Rosetta, fue una presencia constante en la vida del arquitecto y, según el autor, su particular mirada pudo influir incluso en los trazos más reconocibles de la Sagrada Familia. "De hecho, algunos de los diseños de Rosetta luego los utiliza Gaudí", afirma.
Todo previsto
Lo cierto es queAntoni Gaudí parecía preparado incluso para lo que no podía controlar. "Aunque se incendiasen los planos en la Guerra Civil…", recuerda Bastante, "la obra sobrevivió. La roca de Montjuic se acabó, hubo que buscar muchas otras… hasta eso tenía previsto Gaudí: la imprevisibilidad".
El arquitecto asumió que no vería terminado su proyecto. Lo diseñó sabiendo que otros lo continuarían
El arquitecto asumió que no vería terminado su proyecto. Lo diseñó sabiendo que otros lo continuarían, enfrentándose a dificultades técnicas, materiales y culturales. Hoy, su final parece más cercano que nunca. Las grúas siguen trepando entre las torres, pero el horizonte ya vislumbra una basílica casi completa.
Y sin embargo, la sensación de inacabado forma parte de su alma. "Yo creo que algo se perderá cuando termine de construirse, porque es parte de su ser", apunta Bastante. Quizá por eso, a muchos les inquieta que el fin de la obra suponga también el cierre de su significado abierto, cambiante, vivo.
Imán para turistas
Ese "ser" también ha mutado con el paso de los años. Si la catedral nació como templo para los humildes, hoy la recorren millones de turistas de todo el mundo. "Creo que Gaudí habría preferido que hubiese más pobres que turistas en los pórticos, porque esta era una catedral para los pobres", sostiene Bastante.
Si la catedral nació como templo para los humildes, hoy la recorren millones de turistas de todo el mundo
El aprendiz de Gaudí recupera el contexto humano y espiritual de una de las construcciones más emblemáticas del mundo, recordándonos que, a veces, la verdadera obra no está solo en la piedra, sino en la historia que la acompaña. Desde su génesis hasta sus últimas torres, la Sagrada Familia no deja de ser una pregunta abierta al futuro. Y como dice Bastante, "yo creo que algo se perderá cuando termine de construirse, porque es parte de su ser".
A dos siglos de su inicio, y con los ojos de Gaudí aún presentes en cada detalle, la Sagrada Familia sigue mirándonos. Esperando que lo imprevisible —como quiso su creador— continúe sucediendo.
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