Michael McDowell
Traductor: Carles Andreu
Editorial: Blackie Books
Año de publicación original: 1982
La venganza, cuando Michael McDowell la cuenta, no es solo un arrebato: es una emoción que se transforma en sentimiento y en modo de vida. En Hija de la venganza, su protagonista aprende a odiar con la misma precisión con la que otros aprenden a rezar o a cocinar. Hay algo perversamente doméstico en su forma de narrar el mal: se respira en la mesa, se hereda con los apellidos y se transmite en silencio.
Es unavenganzaderivada de un odio como no había leído en mucho tiempo. Y entiendes y compartes esa sed porque los antagonistas están creados para odiarles sin compasión. Si creéis que exagero, seguid leyendo. Hija de la venganza nos cuenta la historia de Philo Drax, una chica de pueblo en pleno siglo XIX, más pobre que las ratas y que cree estar ante el golpe de suerte que cambiará su vida cuando su abuelo millonario contacta con ella y con su madre tras 23 años de silencio.
Los Slape son la familia más repugnante que te puedas echar a la cara
Resulta que está arrepentido por haber dejado de lado a la madre de Philo y quiere enmendar su error. ¿A qué viene este cambio repentino? Los Slape le tienen prisionero en su propia casa y pide ayuda a su nieta para salir de allí. Los Slape son la familia más repugnante que te puedas echar a la cara. Y os aseguro que les vais a odiar sin concesiones a lo largo de toda la novela porque sus actos van más allá de la censura. Son asesinos. Son ladrones. Son lo peor.
Surfeando 'Blackwater'
Publicada originalmente en 1982 y recuperada ahora por Blackie Books, esta novela llega como un eco oscuro del fenómeno Blackwater. Antes de las ciénagas, de las mansiones sureñas y de las sagas familiares que han conquistado recientemente a miles de lectores españoles, McDowell ya estaba diseccionando la violencia y el deseo de reparación con una prosa limpia y una puntería quirúrgica. Aquí no hay góticos ni fantasmas. Solo personas que cruzan una frontera moral sin querer darse cuenta de que lo han hecho.
Esta novela llega como un eco oscuro del fenómeno 'Blackwater'
McDowell no era cualquier autor: antes de Blackwater ya había practicado la fantasía negra y el terror doméstico. Hija de la venganza se sitúa justo antes del estallido creativo que supuso su saga sobre la familia Caskey. En estas páginas hay un pulso de novela histórica, thriller y fábula moral —una mezcla que hoy resulta menos extraña de lo que podía parecer en los ochenta, pero que mantiene un nervio muy particular—.
La historia avanza con un ritmo implacable y un tono contenido. McDowell escribe con mucha economía. Los capítulos son cortos, se encadenan como martillazos y la tensión se administra en pequeñas —pero escalofriantes— dosis.
La importancia de esta novela
¿Qué aporta Hija de la venganza a quienes descubrieron a McDowell con los Caskey? Primero, una precisión en el retrato de la vileza: aquí la violencia es más localizada y la atmósfera se construye a base de pequeñas crueldades, no de grandes catástrofes. Segundo, una economía narrativa que favorece la tensión psicológica. Cuando aparece lo inquietante, lo hace como consecuencia, no como truco.
Esto ha provocado que el libro envejezca muy bien: sus virtudes no dependen de efectos pasados de moda sino de una arquitectura narrativa que funciona como un reloj suizo.
La novela se pregunta por la forma en que las pequeñas comunidades fabrican monstruos
La gran pregunta que nos suscita esta lectura, más allá de su importancia debido al fenómeno Blackwater en nuestro país, es: ¿Tiene hoy valor real para nosotros? Nuestra respuesta es quesí, porque la novela explora algo más que el mecanismo de la venganza: se pregunta por la forma en que las pequeñas comunidades fabrican monstruos y por cómo las mujeres, cuando rompían su papel de víctimas, se quedaban fuera de los márgenes de la sociedad.
Su valor actual
Para vosotros, lectores, su interés inmediato es doble: por un lado, es un McDowell que permite trazar el antes y el después del autor que nos arrastró con Blackwater; por otro, es una novela capaz de sostenerse por sí misma, con imágenes que perduran y una prosa indulgente.
La edición de Blackie Books —bien cuidada y estratégicamente lanzada tras el boom de la saga— facilita además una lectura colectiva: la novela no viene sola, llega acompañada de la conversación pública que McDowell ha provocado por estos lares —porque os recordamos que en Estados Unidos es un autor prácticamente olvidado—.
No te la pienso contar entera: mejor que la lectura sea la que vaya deshilvanando las piezas. Pero sí diré esto: si buscas un McDowell más contenido y, a la vez, más sangriento en sus decisiones morales, Hija de la venganza te dará exactamente eso. Y si ya eres de los que cayó en la corriente de Blackwater, aquí hallarás la chispa primigenia que hizo prender la saga. La novela envejece como envejece la venganza en estos relatos: afilada, inevitable y e inapelable.
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