
Halldór Laxness
Traducción: Enrique Bernárdez Sanchís
Editorial: Trotalibros
Año de publicación original: 1935
Después de dieciocho años cuidando las ovejas del alcalde, Bjartur ha decidido ser un hombre independiente. Le ha comprado a su amo la granja que está cerca de las ciénagas, al final del riachuelo, conocida como la Casa de Invierno. Y tras casarse con Rósa, otra trabajadora de la enorme granja del alcalde, se intentan asentar en aquellas tierras, abandonadas desde hace siglo y medio.
La razón del abandono no es tanto la mala calidad de los pastos y la dureza de la tierra, que también, sino la terrible maldición que pesa sobre la granja, realizada por una antigua moradora de la misma, Gunnvör. Según las habladurías de la gente de la comarca, esta mujer fue terriblemente malvada. Asesina de hombres, mujeres y niños —incluidos algunos suyos—, con cuyos huesos jugaba.
Bjartur ha decidido ser un hombre independiente y le ha comprado a su amo la granja conocida como Casa de Invierno
Se dice que Gunnvör hizo un pacto con el demonio Kolumkilli, al que entregaba sangre y médulas de las que se alimentaba. A cambio, él le proporcionó larga vida y, cuando fue ajusticiada por sus crímenes, antes de ser ejecutada, desmembrada y enterrada, ella lanzó terribles maldiciones sobre las gentes y las tierras que la habían visto actuar.
Tras años bajo un túmulo en lo alto de un monte desde el que se contemplaba la Casa de Invierno, Gunnvör despertó y arrasó la granja, hasta siete veces, para expulsar de allí a los campesinos valientes que pensaban que aquella maldición no era más que habladurías sin fundamento.
La casa de verano
Bjartur piensa exactamente igual. Cree que las historias que se cuentan de Gunnvör son exageraciones y supersticiones absurdas. Por eso está decidido a salir adelante en aquellas tierras. Se niega a dejar una piedra en el túmulo de Gunnvör, como manda la tradición, para apaciguar al terrible fantasma. E incluso le cambia el nombre a la granja, a la que denomina desde entonces como Casa de Verano.
Para Bjartur ser independiente, no deberle nada a nadie, no tener amo, es razón suficiente como para enfrentarse a quien haga falta
Porque, para Bjartur, ser independiente, no deberle nada a nadie, no trabajar por un salario, no tener amo, es razón suficiente como para enfrentarse a quien haga falta. Ya sea las intenciones oscuras de fantasmas, espíritus y demonios o las fuerzas inquebrantables de la naturaleza.
Sin embargo Rósa, su mujer, no piensa igual. Ella en la Casa de Verano se siente desdichada. Allí no come carne tres veces por semana, no bebe leche, como hacía en la granja del alcalde. Se alimenta solo de pescado hervido y gachas. En invierno la nieve les sepulta y en verano no hay descanso. Allí no hay ni una sola comodidad. Comenzar una nueva vida es un trabajo tan duro que no tiene ánimo como para afrontarlo.
Halldór Laxness, un Nobel olvidado
Gente independiente es la novela más importante de Halldór Laxness. Publicada en dos volúmenes, en 1934 y 1935, es considerada una de las mejores novelas del siglo XX. A lo largo de sus 90 años de historia ha sido alabada por autores de toda generación y género. Desde la actual novelista Jane Smiley hasta Juan Rulfo, que admitió que esta obra le había influido profundamente al escribir Pedro Páramo.
En 'Gente independiente' Laxness comprende al campesino y convierte su lucha diaria en una épica batalla rural
En 1955 la Academia sueca premió a este escritor, que pasó de estar a punto de ingresar en un monasterio católico a viajar a Estados Unidos y vivir en primera persona el crack del 29, lo que llevó hacia el socialismo. Por eso su obra ha estado siempre teñida de un compromiso social, de un sentido popular de la lucha por salir adelante. En Gente independiente, por ejemplo, Laxness comprende al campesino y convierte su lucha diaria en una épica batalla rural contra los elementos, el sistema y las tradiciones.
La editorial Trotalibros, empeñada en recuperar grandes novelas olvidadas, ha publicado esta impecable edición. Traducida por Enrique Bernárdez Sanchís, cuyos trabajos hemos disfrutado en ocasiones anteriores —impecable en El zorro ártico, de Sjón—, leer esta novela es lanzarse de cabeza a lo que era la dura vida en el campo en los albores del siglo XX en Islandia.
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