
Elena Quiroga
Editorial: Bamba
Año de publicación original: 1965
Tadea trata de entender la vida y sus propios sentimientos desde un internado religioso en los últimos años de la Segunda República. La pequeña, huérfana de madre, que ya conocimos en Tristura, un libro publicado cinco años antes, observa la disciplina de las monjas y la rebeldía de sus compañeras desde una mirada completamente única.
Pero si en la primera novela la pequeña Tadea tiene que hacer frente a su orfandad viviendo en la rígida casa de sus tíos, en esta ocasión, la niña ya ha tomado conciencia de la realidad que la rodea. Y poco a poco aprende a transitar las noches en su estrecha habitación, a pasar desapercibida en las clases estrictas, a navegar entre las diferentes personalidades de las monjas.
Y le abren al lector una ventana a un mundo perdido, donde más valía aparentar normalidad que llamar la atención con nimiedades
Y su enorme sensibilidad, su atención a los detalles, permite ir descubriendo los sutiles gestos que definen a sus compañeras y sus profesoras. Y le abren al lector una ventana a un mundo perdido, un universo donde la religión era mucho más importante que la fe y donde más valía aparentar normalidad que llamar la atención con nimiedades.
Es en esa búsqueda de sensibilidad donde Tadea encuentra en la literatura una respuesta. El tremendo hallazgo, tesoro de adolescencia, de encontrar textos que parecen expresar exactamente lo que sentimos y no sabíamos poner en palabras. Ese momento de felicidad extrema al verte expresada.
Soledad y libertad
Basado en su propia infancia, Elena Quiroga recurre a sus vivencias en el internado religioso y a sus veranos en casa de su abuela tras el fallecimiento de su madre. Pero no solo tira de los recuerdos de su pasado, sino también a las historias que protagonizaron sus compañeras de colegio. De tal modo, Escribo tu nombre es una reflexión sobre el crecer femenino, sobre el hacerse mayor de toda una generación de mujeres, retratado con enorme sensibilidad y altas dosis de lirismo.
Un mundo en el que Tadea está sola. Incluso cuando comparte confesiones con sus amigas está sola. Porque la soledad impregna todo el espacio en el que se mueve la novela. Una soledad que pesa, que se puede sentir sobre la piel y que, en muchas ocasiones, no agobia, no presiona, sino que acaricia y consuela.
'Escribo tu nombre' es una novela sobre el hacerse mayor de toda una generación de mujeres
Y junto a esa soledad, el otro elemento que vertebra la novela es la libertad. La necesidad de libertad de acción, pero sobre todo libertad de pensamiento y de credo. Esa fuerza imposible de detener de tratar de llegar a Dios por sus propios caminos, y no siguiendo la forzada ruta impuesta por las monjas, con oraciones, confesiones y castigos.
De esa necesidad de libertad surge el título de la novela, extraído de un precioso poema de Paul Eluard:
"En mis cuadernos escolares
en mi pupitre y en los árboles
en la arena en la nieve
yo escribo tu nombre.
En todas las páginas leídas,
en todas las páginas blancas
piedra sangre papel o ceniza
Yo escribo tu nombre".
Y ese nombre no es otro que Libertad.
Una trayectoria impecable
La elegida reclusión de Elena Quiroga, la elección de no relacionarse con el mundo literario del momento a pesar del temprano éxito que tuvieron sus novelas, le permitió seguir un camino tan original como complicado. En su numerosa producción en la década de los 50, se alejó del realismo social que estaba de moda entre los novelistas de la época.
No se relacionó con el mundo literario del momento a pesar de su éxito
Buscando maneras diferentes de contar, experimentales en aquel momento, su voz se convirtió en inconfundible e imprescindible. Solo el sistema patriarcal dominante le impidió crecer más. Y fue solo en el año 1983 cuando se reconoció su voz única al permitirle su ingreso en la Real Academia. Fue la segunda mujer en conseguirlo, propuesta por Gonzalo Torrente Ballester, Rafael Lapesa y por la pionera Carmen Conde.
Su trayectoria lo merecía. Tras ganar el Premio Nadal con Viento del Norte en 1950, Tristura se hizo con el Premio de la Crítica Catalana en 1960. Y este Escribo tu nombre que nos ocupa, ganó el prestigioso Premio Rómulo Gallegos.
El rescate de Bamba editorial
Sin embargo, ese experimentalismo narrativo, le llevó a ocupar un segundo plano en las librerías. Sus ventas nunca fueron tan numerosas como las de algunas de sus coetáneas, como Carmen Martín Gaite, Ana María Matute o Carmen Laforet. Y como durante muchos años el espacio para las mujeres era muy limitado, su voz quedó olvidada.
La editorial Bamba se propuso hacer justicia con Elena Quiroga
Hasta que hace unos años, la editorial Bamba se propuso hacer justicia con Elena Quiroga. Por eso publicaron Tristura en 2022, cuando nació la editorial. A ella le siguió Viento del nortey, tres años después cierran esta operación de rescate con Escribo tu nombre, posiblemente, la obra cumbre de la escritora santanderina.
Hacia el final de su carrera, Quiroga quiso ponerle punto final a la historia de Tadea, el personaje que había inventado para esconder sus propios recuerdos entre toneladas de literatura de calidad. Pero aquella novela, cuyo título iba a ser Grandes soledades, nunca fue terminada, e incluso trató de destruirla. Quizás porque la soledad y la libertad le acompañaron hasta el final de sus días.
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