Los agentes acuden armados hasta el domicilio del delincuente. Llaman, pero no les abren, por lo que proceden a abrir ellos la puerta.

Entran en el domicilio, y retienen al implicado en su habitación. Una vez asegurados de que no pueda agredirlos, registran la casa en busca de estupefacientes y de objetos robados. Encuentran dinero, móviles, bolsos, y otros objetos robados. También hallan oro y varias joyas. Requisan varios objetos y el hombre es detenido. La operación continúa. Esta vez se dirigen a una finca, segunda propiedad del grupo de delincuentes, en la que presuponen que guardarían los objetos robados para después repartirlos.

Los agentes se adentran, y retienen en el suelo a otro de los cooperantes del grupo delictivo. Registran la casa en busca de pruebas. Localizan hasta cinco kilos de marihuana, vehículos de alta gama, y herramientas con las que habrían podido efectuar los robos.

El siguiente registro lo van a realizar en la vivienda del cabecilla de la banda. Los agentes se dirigen hacia el domicilio, pero son informados de que el delincuente ha sido retenido por otros compañeros. El número uno de la banda es trasladado hasta su domicilio para proceder al registro policial. Dentro encuentran varios objetos robados. Para mejorar la inspección, la Unidad Canina interviene en busca de dinero y de estupefacientes que el delincuente pueda haber camuflado. Al no hallar nada, los agentes sospechan de la casa de sus padres.

Se trasladan con el delincuente hacia su segundo domicilio. Allí encuentran varias catanas, pistolas, y motocicletas robadas.