Tras dos meses de calvario, Francesc Ferrer y su familia podrán dormir tranquilos en su domicilio. La familia ha pasado un calvario durante todo este tiempo después de que una conocida okupara su casa aprovechando un gesto de solidaridad.

El matrimonio cedió una habitación a esta mujer hasta que encontrara un trabajo y pudiera ir dormir en su propia casa. Sin embargo, la mujer se negó a abandonar la casa, y al pasar 48 horas desde que fue invitada, la ley no podía echarla.

A raíz de la información de TV3, la okupa ha comenzado a recibir una gran presión social que le ha obligado a abandonar la vivienda. "Estamos contentísimos", ha asegurado Francesc Ferrer, que ya ha cambiado la cerradura de la vivienda para evitar que vuelva a producirse el problema.

"Ha sido una sorpresa muy agradable, estábamos al límite", explica. Además de la presión, el propietario de la casa también cree que ha influido la amenaza de volver a emprender acciones legales contra la okupa. De esta manera, no tendrán que esperar de seis a 10 meses para esperar la resolución judicial por desahucio.