Faltaban pocas cosas por
ver, y una de ellas era a los candidatos aprendiendo el oficio de teleoperador. No siempre hay suerte a
la primera llamada, así que hay que insistir: "Don Antonio, buenas tardes, soy
Mariano Rajoy, ¿cómo va todo?".
Ni redes sociales ni
modernidades, el PSOE ha montado un call center y pretende convencer de
teléfono fijo a teléfono fijo a medio millón de votantes en solo una semana.
Así que todos preparados para recibir a la hora de la siesta llamadas.
Pedro Sánchez lo pone todo en el asador, pero el público le ha salido exigente. "No hay emoción, falta emoción", recrimina una simpatizante a Susana Díaz.
Emoción una vez más de Rajoy cuando ha llegado
a Málaga y ha visto lo que había: "Hay malagueños". Málaga efectivamente
puede presumir de malagueños u el PP lo hace de gasto social. "Ha crecido la política social, tanto mentir al
final se topa con la realidad", afirma Pablo Casado.
Más que toparse con la
realidad, lo que hace el gráfico de Casado es esquivarla o ajustarla lo
suficiente para que parezca lo que no es. A
simple a vista parece que ese gasto social, con Rajoy en La Moncloa se ha
disparado año tras año. Pero es que las barras del PP van por libre. Pase lo
que pase crecen mucho, muchísimo. Crecen, por ejemplo, entre 2013 y 2015, por
mucho que los números digan lo contrario. Y crecen exponencialmente entre el
principio y el final de la legislatura, aunque la realidad dibuje que la
variación es mínima.