Ni 24 horas ha tardado Donald Trump, a su llegada a la Casa Blanca, en declarar abiertamente su cruzada personal contra la prensa: "Como sabéis, tengo una guerra con los medios de comunicación, ellos están entre los seres humanos más deshonestos de la tierra".

Al presidente no le ha gustado fotos en la que los medios comparan la escasa afluencia de su investidura, con la multitudinaria toma de posesión de Obama en 2009. Para el nuevo presidente y su equipo es un intento de los medios de minimizar lo que su jefe de prensa define como "la investidura de mayor afluencia nunca vista": "Estos intentos de disminuir el entusiasmo de la inauguración son vergonzosos".

Una guerra que empezó antes de pisar la Casa Blanca con un periodista de la CNN: "¡Cállate! No seas maleducado. No voy a darte la palabra. No voy a dártela. Tu empresa difunde noticias falsas" le dijo Trump.

En la sede de la CÍA, Trump se deshacía en halagos a los agentes de inteligencia y rebajaba las tensiones tras el informe sobre los ciberataques rusos: "Muy pocas personas podrían hacer el trabajo que hacéis vosotros". Eso sí, pese a haberles comparado solo 11 días antes con el régimen nazi: "Es vergonzoso que los servicios de inteligencia permitiesen que se difundiera una información falsa. Y eso es algo que se habría hecho en la Alemania nazi".

Y volvió a acusar a los medios de ser ellos los responsables de sus dardos contra la inteligencia americana: "Ellos hicieron que pareciese como si tuviera un enfrentamiento con los servicios de inteligencia y es exactamente lo contrario". Reconciliaciones y declaraciones de guerra de un recién estrenado presidente que ya ha prometido estar vigilante.