Naciones Unidas ha presentado este un informe que demuestra que en julio de 2016, durante los intensos combates que tuvieron lugar en la capital de Sudán del Sur entre las fuerzas leales al Gobierno y las tropas del líder opositor, se produjeron cientos de abusos, asesinatos y violaciones contra los civiles de la ciudad por parte de los combatientes, unos crímenes que seis meses después continúan impunes.

El informe, que ha sido elaborado por la misión de Naciones Unidas en Sudán del Sur y la Oficina de Derechos Humanos de la ONU, ha concluido que entre el 8 y el 12 de julio de 2016 cientos de civiles fueron asesinados, violados y maltratados por combatientes en la capital del país, Yuba.

Los enfrentamientos tuvieron lugar entre soldados del Ejército de Liberación del Pueblo de Sudán, que son leales al presidente sursudanés, Salva Kiir, y miembros del Ejército de Liberación del Pueblo de Sudán-Oposición, que luchan en nombre del líder rebelde y exvicepresidente Riek Machar.

Se estima que perdieron la vida alrededor de 300 personas en los enfrentamientos. La ONU ha alertado que lo ocurrido durante el mes de julio en Yuba y ha puesto en evidencia la frágil situación política y de seguridad que existe en el país, donde la violencia entre los rebeldes y las tropas leales al Gobierno ha creado una atmósfera muy peligrosa e inestable para la población civil.

"La información recopilada por la Unidad de Derechos Humanos demuestra que cientos de civiles fueron asesinados durante los combates. La UNMISS ha registrado un total de 217 víctimas de violación entre el 8 y el 12 de julio, entre las que se incluyen víctimas de violaciones en grupo perpetradas por militares del SPLA y el SPLA-O", denuncia el informe.

"De acuerdo con los testimonios de varias víctimas, la mayor parte de las violaciones fueron llevadas a cabo por miembros del SPLA, la Policía de Yuba y miembros del Servicio de Seguridad Nacional", añade. El panorama descrito por las víctimas en el informe es "desolador". Según algunas de las declaraciones, decenas de mujeres y niñas fueron forzadas a cocinar para los soldados mientras presenciaban cómo violaban a sus hermanas, hijas o madres delante de ellas en la misma habitación.