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QUE NO TE DEN GATO POR LIEBRE

¿Pardillo? Este test comprueba lo fácil que caes en las estafas de internet

Un cuestionario de la Universidad de Cambridge pretende comprobar lo vulnerables que somos a los timos más comunes de la Red. Hay mucho más que príncipes nigerianos, esposas rusas y cupones descuento del Mercadona acechando, así que es bueno conocer nuestras debilidades.

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Aunque el príncipe nigeriano que ha heredado una fortuna y no puede sacarla del país sin tu ayuda es un clásico imperecedero, ahora se llevan más los cupones que ofrecen un jugoso descuento en los supermercados más populares. Los emails que te informan de que has ganado un sustancioso premio también son el pan de cada día. O las aplicaciones que prometen espiar a tus amigos y familiares en WhatsApp o decirte quién ha visitado tu perfil de Facebook.

Aunque la primera lo parezca más que el resto, lo cierto es que todas son prácticas habituales del fraude en internet. Sí, has leído bien: salvo Zuckerberg, nadie puede decirte quién ha cotilleado tus fotos en la red social por excelencia. Lo sentimos. Es técnicamente imposible, al menos por el momento.

Probablemente piensas que jamás has caído ni caerás en una trampa de este tipo. La mayoría creemos estar de vuelta de todo tipo de engaños y artimañas en la Red, puesto que ya los hemos visto de todas las formas y colores. Sin embargo, timos tan aparentemente sencillos como los citados siguen siendo rentables para el cibercrimen porque la gente continúa picando. Y no, no es tu madre o tu abuela la que suele morder el anzuelo. Su sentido común tiene más años de experiencia que el tuyo.

Estafas de internet
Estafas de internet | Don Hankins | Flickr

Esa es una de las principales conclusiones de un estudio que ha trazado los perfiles más propensos a caer en un engaño en internet. Investigadores de las universidades de Cambridge y Helsinki han elaborado un cuestionario que nos sirve para comprobar lo vulnerables que somos a los tocomochos más comunes de las tres uves dobles. Y hemos de admitir que quien firma estas líneas, ‘millennial’ y redactor de tecnología, no ha pasado el examen con matrícula.

“Igual que en la publicidad, elementos de psicología del consumo y economía conductual se tienen en cuenta en el diseño de las estafas online”, afirma David Modic, responsable de la investigación. “Por eso es útil saber qué rasgos de la personalidad hacen a la gente susceptible a ellas”.

Para descubrirlo, el test que han elaborado estos científicos hace preguntas destinadas a medir aspectos de la personalidad como la premeditación, la coherencia, el autocontrol, la necesidad de parecerse a los demás o la actitud frente al riesgo. En total, 54 cuestiones divididas en 10 categorías. Para cada una, al final de la prueba, te pondrán una nota del 1 al 7. Las calificaciones irán acompañadas de un análisis más o menos personalizado que te servirá para saber por qué determinadas tendencias te hacen más o menos vulnerable a las estafas online.

“Ninguna de las respuestas es correcta o errónea”, te indican antes de empezar el cuestionario. “A alguna gente le gusta mirar a ambos lados cuando cruzan la carretera, para asegurarse, y otras piensan que es estúpido”. Y eso, según estos expertos, no quiere decir que unos lo estén haciendo bien y el resto, mal.

En cualquier caso, el formulario se rellena de forma anónima y los autores aseguran que es completamente imposible vincular tu identidad con tus contestaciones, así que puedes responder tranquilo. “No tienes que preocuparte por la impresión que vas a causar”, advierten. “Cuanto más honestas las respuestas, más ajustada la interpretación”.

Lo primero que te piden son algunos datos básicos como tu edad, ocupación o nivel de estudios. Después, te presentan diversos escenarios de fraude (un supuesto ligue que al final intentó sacarte los cuartos, un ‘ransomware’ que secuestró los archivos de tu ordenador…) y te preguntan si te has topado con ellos en alguna ocasión y si, en ese caso, les otorgaste alguna credibilidad, al menos de primeras, o incluso picaste.

Ahora viene lo más interesante. Las preguntas que te formulan a continuación ya buscan conocer tu personalidad. “En general, trabajo mejor bajo presión”, “me gusta que mis mejores amigos sean predecibles”, “a veces no puedo evitar hacer algo aunque sepa que está mal”, “si se diera la oportunidad de viajar gratis a otro planeta o la Luna, sería de los primeros en apuntarse”... Para un montón de situaciones como estas, deberás indicar hasta qué punto encajan contigo. Cuando acabes, inmediatamente tendrás el veredicto. Dos avisos: será de una extensión considerable y lo que leas no te va a gustar.

Los hallazgos de estos investigadores ya han demostrado que la falta de premeditación es uno de los rasgos de la personalidad que más influyen a la hora de caer en un timo. Por eso las personas jóvenes, por lo general más impulsivas, corren más peligro que sus padres y abuelos, al contrario de lo que se suele pensar. Ellos tienden a pensar en las consecuencias de sus actos, y eso, pese a su mayor o menor grado de analfabetismo tecnológico, los suele proteger de los estafadores. Aunque no siempre ha sido así.

“Los timos existen desde hace cientos de años, y no han cambiado mucho a lo largo de los siglos”, afirma Modic. “La única diferencia es que ahora, con internet, llevarlos a cabo requiere mucho menos esfuerzo”. Y hay otra distinción fundamental: aunque no existe tal cosa como un pardillo tipo, la foto de las víctimas habituales ha cambiado.

Mientras que las más afectadas por los fraudes a domicilio (el falso revisor de la caldera, el tipo que dice venir a mirar el contador del agua...) suelen ser las personas mayores, los que caen con mayor frecuencia en trampas a través de internet son, como decíamos, los que cuentan menos primaveras. “Las víctimas son más jóvenes y tienen más estudios”, sentencia Modic. “El crimen está subiendo peldaños”.

No obstante, cada persona es un mundo. La única manera de saber si estás entre los que estos investigadores consideran vulnerables al fraude es rellenar el cuestionario. Quizá no es tan relevante como la prueba de acceso a la universidad, pero aquí también te juegas algo: tu seguridad en internet y, seguramente, tus ahorros. Más te vale sacar buena nota.

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