La muerte de la jerarquía

La tecnología está cambiando todo, no solo nos podemos comunicar mucho más rápido o podemos buscar información de una forma sencilla gracias a los buscadores. La tecnología, internet en particular, está cambiando nuestra sociedad a un nivel tan profundo que, aunque suena manido, podría decirse que todo está cambiando.

Ya hace muchos años que nuestro mundo está viviendo en la era industrial. La forma de crear productos, ensamblarlos en una cadena y mandarlos a una tienda cambió el mundo para siempre. Millones de personas se movían a las ciudades para poder trabajar en estas fábricas provocando una gran migración en nuestras sociedades. Ahora, con la tecnología que está a nuestro alcance y gracias a internet, estamos devolviendo nuestra sociedad a un estado en el que ya no es necesario estar en una gran ciudad para poder estar en una élite o en una clase social.

Cada día nos encontramos herramientas, muchas veces de forma gratuita, que están matando una jerarquía establecida hace años. Por ejemplo, no hace mucho para que un músico pudiese ser famoso y tener un público necesitaba pasar una jerarquía empresarial que suponía aceptar contratos de grabación y distribución. Hoy en día si tu banda graba una canción, la edita en un ordenador y la sube a YouTube o a SoundCloud, tienes más posibilidades de éxito gracias a que tienes un medio como internet para date a conocer.

El mismo ejemplo se aplica a artistas o a escritores, herramientas como Etsy para vender arte y manualidades, o Amazon Kindle Publisher o Ebooks Author para autopublicar tus propios libros, hacen mucho más fácil el vender tus productos.

Pero si hay una escala jerárquica que estamos matando poco a poco gracias a internet y una tecnología cada vez más barata, esa es la educación. Durante cientos de años, para lograr una gran educación debías pasar una cadena jerárquica: superar la primaria para acceder a secundaria, después a niveles más altos y finalmente llegar a una universidad para que, en un mundo de conocimiento impartido por profesionales de la enseñanza, te inculcasen todo lo que sabían para que pudieses trabajar o bien ser tú el que compartiera este conocimiento una vez más.

El problema es que para pertenecer a una élite del conocimiento debías ser 'buen estudiante' y pasar una serie de pruebas que, en muchas ocasiones, el único reto que te ofrecían era la memorización de datos que perderás al poco tiempo por irrelevantes.

Es emocionante ver como esta jerarquía está siendo cada vez menos importante. Millones de personas que bajo el estándar actual o el de hace décadas nunca hubiese podido acceder a una educación superior hoy, gracias a internet, pueden acceder no solo a información, si no a material hasta hace poco estaba solo disponible para unos pocos.

Universidades tan prestigiosas como Harvard publican vídeos y material gratuito al alcance de cualquier persona, por ejemplo. En áreas más específicas, como la programación, existen muchas plataformas de aprendizaje, y programas como Code.org para hacer que millones de personas aprendan a manejarse en algún lenguaje informático.

En cierta forma, la programación es lo más importante que hoy en día alguien podría aprender: programar es una de las funciones básicas de muchos trabajos para este nuevo mundo. En cierta forma, programar es como la electricidad del siglo XIX: se puede hacer tanto con ello y sus posibilidades son tan grandes que generan ideas, aplicaciones, puestos de trabajos o, incluso, pueden impulsar grandes economías.

Bienvenido al mundo post-industrial, donde nuestra nueva herramienta de trabajo será la tecnología y a la que se puede acceder desde cualquier lugar.