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NINTENDO LOGRA UN BOOM GRACIAS A LA NOSTALGIA

De Layar a Pokémon Go: así murió y resucitó la realidad aumentada en solo 10 días

El boom de Pokémon Go trae consigo un verdadero hito en el mundo de la realidad aumentada: tras más de un lustro tratando de hacerse un hueco en nuestros teléfonos móviles, el juego de Nintendo lo ha logrado en un mes.

Pokémon Go

Pokémon Go Agencias

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El pasado 6 de julio, el panorama tecnológico se estremeció con la llegada del que parece ser el juego más revolucionario de todos los tiempos.

Al menos, en lo que a impacto se refiere. Ese día, Nintendo lanzaba en Estados Unidos, Australia y Nueva Zelanda Pokémon Go, el juego para móviles con iOS y Android que mezcla el universo lanzado por Satoshi Tajiri para Game Boy hace ya 20 años y el mundo que nos rodea a golpe de realidad aumentada.

En poco más de diez días, la aplicación (que ya ha llegado de forma oficial a España, acabando así con la plaga de ‘malware’ que trajo consigo la descarga del juego antes de su aterrizaje en las tiendas de aplicaciones) ha servido para que Nintendo suba más de un 75% en bolsa y para que capturar pokémones en las calles se convierta en una obsesión para muchos.

Sin embargo, la compañía japonesa no ha inventado nada nuevo.

De hecho, lo cierto es que el concepto de realidad aumentada proviene de finales de los años cincuenta del pasado siglo.

Fue entonces cuando Morton Heilig creó el prototipo de Sonorama, un aparato con apariencia de máquina recreativa que proyectaba en su interior imágenes tridimensionales, emitía un sonido envolvente y hacía vibrar su asiento.

Todo, con la intención de crear la sensación de ir pedaleando por las calles de Brooklyn. Si bien son los ingredientes de la realidad virtual, lo cierto es que las imágenes que se proyectaban no eran sino un vídeo grabado en Nueva York, lo que convierte a Sonorama en la precursora de la realidad aumentada, aunque por aquel entonces no se llamara así.

El tiempo pasó y los dispositivos se sucedieron, pero no fue hasta la llegada del ‘smartphone’ cuando la realidad aumentada pareció haber encontrado a su alma gemela.

Sin embargo, no fue así. De hecho, el gran mérito de Pokémon Go hasta el momento no es otro que haber popularizado esta tecnología que, en realidad, lleva pululando alrededor de nuestros bolsillos más de un lustro.

Lejos queda el año 2009, cuando nació la compañía holandesa Layar. Con ayuda de la información proporcionada por el GPS del móvil y el acelerómetro, y junto a las imágenes captadas por la cámara de un smartphone, esta aplicación se convirtió en el primer navegador para Android que incorporaba el ingrediente mágico de la realidad aumentada.

Así, sus usuarios podían saber qué había en cada edificio que se mostraba ante sus ojos gracias a los datos que se mostraban en pantalla.

No obstante, la potencia de Layar no residía solo en mostrar en tiempo real la información de nuestro entorno, sino en la posibilidad de ampliar esa gran base de datos que prometía ser la aplicación: los propios usuarios podían marcar puntos en el mapa y añadir datos sobre esa ubicación.

Layar no logró cuajar entre los usuarios. Si bien fue, sin duda, toda una pionera de esta tecnología, no llegó a convencer a todos los propietarios de un smartphone, que generalmente buscan en Google (o incluso en alguna herramienta de mapas, como el propio Google Maps) lo que tienen a su alrededor.

Por si fuera poco, a Layar le crecieron las copias: años después de su lanzamiento, llegaron HERE City Lens (para Windows Phone) y JobLens (para Nokia Lumia), con las que también se prometía descubrir las ciudades a golpe de realidad aumentada.

Así, la principal diferencia de Pokémon Go con la que se podría explicar el ansiado éxito de la realidad aumentada es el hecho de que se utiliza simple y llanamente para jugar.

Pero ni siquiera en eso Nintendo ha sido pionera. De hecho, solo hay que recordar que la base tecnológica de Pokémon Go no es otra que el desarrollo que Google y Niantic Labs hicieron ya hace un tiempo al lanzar Ingress.

Lanzado en verano de 2014, Ingress no era sino un juego de rol en el que los jugadores debíen elegir un bando (los Iluminados o la Resistencia) y lanzarse a recorrer las calles de su ciudad para capturar portales (lo que en Pokémon Go serían, entre otras cosas, los gimnasios) para luego unirlos entre sí creando campos triangulares.

Todo ello, a golpe de realidad aumentada y sobre un mapa real de las ciudades.

Y, muy a pesar de Google, Ingress tampoco arrasó de la forma en la que lo está haciendo Pokémon Go. Si bien el juego de los de Mountain View logró generar una gran comunidad, su éxito fue mucho menos (y más lento) que el que Nintendo ha obtenido recreando la historia de Ash Ketchum.

Y aun así, Ingress no fue el único juego que utilizó la realidad aumentada antes de la llegada de Pokémon Go.

De hecho, en las tiendas de aplicaciones hay un amplio catálogo de aplicaciones que permiten ‘gamificar’ nuestros paseos para cualquier cosa: huir de zombis a los que solo puedes escuchar en Zombies, Run!, o disparar a androides que revolotean por las nubes que hay sobre nuestras cabezas con DroidShooting.

Sin embargo, solo el juego para móviles basado en el fenómeno que ya arrasara en las Game Boy de toda una generación ha logrado meter la realidad aumentada en nuestros bolsillos.

Quizá solo hacía falta que llegara Nintendo con uno de sus clásicos para convencernos de que necesitamos la realidad aumentada. ¿Para qué? Para hacernos con todos, claro.

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