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ROBOEARTH ES UN PROYECTO DE INVESTIGACIÓN INTERNACIONAL

Un espacio para que los robots aprendan de sus errores: ha nacido Skynet

El futuro que diseñan muchas películas y libros de ciencia ficción puebla la Tierra de máquinas inteligentes que, fruto de su propio razonamiento, acaban percibiéndonos como amenaza y volviéndose contra nosotros. Esto aún no ha pasado, pero de momento ya intentamos enseñar a las máquinas a pensar.

Un robot, atendiendo a un paciente en el hospital

Un robot, atendiendo a un paciente en el hospital RoboEarth

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Los robots son nuestros amigos. Al menos, los robots reales, los que existen. Esos que actúan en las líneas de producción de nuestras fábricas, los que asisten las cirugías más complejas, los que hacen aterrizar aviones o detienen trenes con seguridad en caso de accidente. También, a escala más cercana, los que cocinan por nosotros, aspiran nuestras casas o responden nuestras preguntas. O, incluso, los que educarán a nuestros hijos.

La fiebre por lo 'inteligente' es la tendencia del año. El internet de las cosas, lo llaman: dotar a todo de sensores que transmiten información que, convenientemente analizada y destripada, nos haga mejorar. Nosotros usamos la tecnología, tanto en nuestro día a día como para corregir nuestras imperfecciones, naturales o sobrevenidas.

Las máquinas que nos asisten son, en su enorme mayoría, aparatos eléctricos que desarrollan labores mecánicas más o menos complejas. El límite entre esta realidad idílica en el que la humanidad se sirve de ellos y la ciencia ficción distópica en la que nos superan y exterminan es su capacidad de aprender. Porque una tostadora no 'sabe' hacer nada, únicamente aplica calor durante un tiempo y expulsa las tostadas. Tampoco hace nada 'inteligente' un sensor de aparcamiento, que emite una alarma o detiene el motor ante una amenaza de impacto. Pero, ¿qué pasaría si la tostadora y el coche aprendieran a hacer cosas nuevas?

Esa es la idea que manejan los creadores de RoboEarth, una plataforma internacional poblada de investigadores universitarios y auspiciada por Philips, que quieren crear una red destinada a los robots. El proyecto aspira a interconectar máquinas de todo el mundo que compartan sus datos, enviando información sobre sus errores y éxitos, permitiendo que otras máquinas puedan 'aprender' a desempeñar de forma adecuada sus labores para optimizar sus resultados.

¿Qué tipo de aparatos podrían conectarse? Cualquiera con acceso a internet y 'capacidad' de aprender. Espera, ¿inteligencia artifical? Eso, al menos como la literatura de ciencia ficción lo plantea, es un tanto utópico de momento, pero si lo piensas bien casi todo el aprendizaje se basa en algo que las máquinas ya saben hacer: la combinación entre acierto, error y deducción. Al menos, así piensa la robótica, como explicaban en The New York Times tiempo atrás con un juego interactivo para entender las leyes de la robótica.

Piénsalo bien, ¿cómo puede Amazon recomendarte compras que puedan interesarte? ¿Por qué Google controla la publicidad en internet gracias a la publicidad contextual? Sus sistemas son capaces de 'aprender' y hacer deducciones a partir de tus búsquedas, lo que clicas, los datos de tu perfil y mil variables más. Y eso por citar a dos empresas que se han mostrado interesadas hace poco en, precisamente, el sector de la robótica, una para transporte de paquetes y otra a saber para qué.

Une ahora las ideas anteriores: máquinas dotadas de software capaz de 'aprender', conectadas de forma global a una plataforma común de comunicación y mejora. Qué si no era el Skynet de la saga Terminator: un programa en red que controlaba los recursos de defensa de una potencia mundial que, al tener acceso a internet, comienza a aprender en progresión geométrica y acaba deduciendo que los humanos somos potencialmente peligrosos y, por tanto, eliminables.

¿No te cuadra? Dos datos. Uno, Google se ha colocado como uno de los principales proveedores tecnológicos del entramado de defensa militar de EEUU. Dos, ya hay millones de robots interconectados en todo el mundo. ¿No te lo crees? ¿Cómo crees que es posible que en 2012 en España, que tiene 47 millones de habitantes, hubiera 55,7 millones de líneas telefónicas? Entre otras cosas porque casi 2,8 millones de esas líneas pertenecen a máquinas interconectadas, desde lectores de tarjetas bancarias a data centers pasando por terminales inteligentes. A eso se le llama M2M, es decir, comunicación 'máquina a máquina', traducido del inglés.

Vale, igual dicho así parece cómico y exagerado. Pero en lugar de pensar en una inteligencia superior y poco amistosa, fría y calculadora como debe ser la de un robot, pensemos en que todo ese potencial cae en manos inadecuadas. ¿Aventurado? Acaban de descubrir que un virus contagió a una nevera 'inteligente' y que, al ser hackeada, envió 750.000 e-mails de spam. Si eso lo puede hacer una nevera, imagina lo que se podría lograr controlando algún robot algo menos inofensivo.

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