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NOS CUELAN 'FAKES' A DISCRECIÓN

Demostrado: distinguir una imagen manipulada con Photoshop es casi imposible

Sabiendo lo que buscaban de antemano, los participantes de un reciente estudio solo han sido capaces de detectar el 58% de las alteraciones en una serie de fotografías. La conclusión: “No somos demasiado buenos identificando fotos manipuladas”.

Nos cuelan fakes a diario

Nos cuelan fakes a diario MattysFlicks en Flickr CC

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Repasando mentalmente las polémicas que han protagonizado Photoshop y la edición de imágenes a cuenta de montajes escandalosos, famosas sin imperfecciones y polémicos retratos robot, se da uno cuenta de lo fácil que es modificar la realidad y lo difícil que es percatarse del engaño.

En realidad, lo de trucar las fotos viene de lejos. El 'software' de Adobe no ha hecho más que perfeccionar una serie de técnicas que se vienen utilizando desde mediados del S.XIX, solo unas décadas después de que Joseph Niépce inventara el fotograbado, el primer procedimiento fotográfico. Las herramientas han cambiado, pero los fines son los mismos y la ingenuidad de los espectadores se mantiene.

Un reciente estudio acaba de demostrarlo. Cuatro centenares de voluntarios se plantaron ante una serie de imágenes en busca de ediciones. Sabían que algo fallaba, pero la mayor parte de las veces fueron incapaces de encontrarlo. Eran 177 fotos en total, 90 de ellas manipuladas.

Se había borrado objetos, se había replicado partes de la imagen o se había pegado elementos de otras fotografías. Sin embargo, los participantes del estudio detectaron menos del 58% de las alteraciones. La conclusión: “No somos demasiado buenos identificando fotos manipuladas”, sentencian los autores del estudio.

¿Las que peor se nos dan? Las que han perdido detalles por el camino. Los investigadores han descubierto que la eliminación de una persona o un objeto de una imagen, si se hace de manera sutil, es el método más efectivo de manipulación. Tomar un elemento de una imagen y clonarlo (como se ha hecho alguna vez con los asistentes a un evento deportivo o una manifestación) es el segundo sistema que mejor funciona.

Por el contrario, las alarmas del espectador saltan con mayor frecuencia cuando el manipulador trata de insertar partes de una foto en otra, tal vez porque es la técnica más difícil de llevar a cabo sin arruinar la perspectiva, la iluminación u otros detalles del original.

Aunque la Red ha hecho de la edición fotográfica el pan de cada día y distinguir los 'fake' de las historias reales resulta cada vez más complicado, la misión del grupo de investigadores no era desvelar que somos internautas sin criterio. Eso lo han logrado sin querer, pero su objetivo era ayudar a los forenses a estimar la credibilidad de las fotografías como prueba.

“Cada vez que abogados, policías u otros actores implicados en procedimientos judiciales piensen que una foto podría ser utilizada como prueba, deberían asegurarse de que puede ser verificada”, afirman los autores. Solo así “podrá alcanzarse el principal propósito de los juzgados: administrar justicia”.

Y solo así podremos evitar que los foros más gamberros de internet nos tomen el pelo (con un fichaje falso del Villarreal, por ejemplo) o que nos vendan una historia con imágenes que, lejos de mostrar la realidad, responden a los intereses de unos pocos. ¿Propaganda política? Podría ser, pero estábamos hablando de fútbol.

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