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ACABAR CON LA 'E-BASURA' NO ES UNA MISIÓN IMPOSIBLE

Reciclaje electrónico: este circuito se autodestruirá en cinco segundos

Cuando estos chips se calientan en su justa medida, se autodestruyen, un proceso que puede iniciarse a distancia gracias a un control remoto. Y este no es el único circuito biodegradable del que hemos oído hablar recientemente.

El circuito que se autodestruye

El circuito que se autodestruye Agencias

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Aunque suene a dispositivo de alta tecnología sacado de 'Misión Imposible', este circuito que se elimina a sí mismo es el resultado de una investigación para paliar el drama de los residuos electrónicos, que acaban en vertederos del tercer mundo provocando graves problemas medioambientales y de salud.

Se trata de una misión crucial que tiene de posible o imposible lo que determinen los humanos, únicos culpables de esta crisis que saca a relucir el lado más oscuro y preocupante de la tecnología. Según el último informe de Naciones Unidas, la cantidad de basura electrónica generada a nivel mundial a lo largo de 2014 volvió a batir el récord más funesto: 41,8 millones de toneladas que podrían llenar, según el organismo, 1,15 millones de camiones.

El reciclaje, que habría de ser la norma, sigue siendo la excepción (solo el 17% del volumen total de residuos), a pesar del enorme valor que tienen los materiales que podrían ser recuperados (48,5 billones de euros, según los cálculos de la ONU).

Extender esta práctica beneficiosa es precisamente el objetivo de los investigadores que han desarrollado el circuito que se autodestruye.

El equipo de la Universidad de Illinois que está detrás de este trabajo, publicado en la revista 'Advanced materials', afirma que la rápida degradación de los componentes electrónicos permitirá reutilizar los materiales de los aparatos obsoletos de forma más sencilla.

“Hemos demostrado que la electrónica puede estar ahí cuando la necesitas y desaparecer cuando dejas de necesitarla”, afirma Scott White, ingeniero aeroespacial y líder del estudio. “Es una forma de lograr que los materiales empleados en la electrónica moderna sean sostenibles”.

Los circuitos de magnesio que fabrican estos investigadores están dispuestos sobre una capa de polímeros y recubiertos de una cera similar a la que forma las velas, a la que se añaden unas gotas microscópicas de ácido metanosulfónico. Cuando la temperatura se aproxima a los 55 grados centígrados, la cera se funde y libera el ácido sobre el componente y su sustrato de polímeros, haciendo que se disuelvan.

Lo que tardará el circuito en desaparecer –entre veinte segundos y unos diez minutos- se puede programar utilizando ceras con distintas temperaturas de fusión o variando el grosor del recubrimiento. Además, el proceso se activa por control remoto: un receptor de ondas de radio integrado en el circuito se encarga de activar una bobina de calentamiento por inducción que desencadena la respuesta autodestructiva.

Este no es el único proyecto de electrónica sostenible que ha visto la luz recientemente. Investigadores de la Universidad de Wisconsin-Madison y el Departamento de Agricultura de los Estados Unidos han logrado fabricar circuitos de madera a partir de fibras nanoscópicas de celulosa, una molécula abundante en la composición de las paredes celulares de las plantas.

Si el silicio, material semiconductor por excelencia, fuera reemplazado por nanocelulosa biodegradable, se podría reducir de forma significativa el impacto medioambiental de los dispositivos que pasan a formar parte de la ya desmesurada cantidad de residuos electrónicos que se acumulan en los vertederos de países en vías de desarrollo.

“Podrías dejarlos en un bosque y se degradarían por la acción de los hongos”, llegaba a asegurar Zhenqiang Ma, autor principal del estudio. “Se han vuelto tan seguros como el fertilizante”. Además, la celulosa es abundante y barata, a diferencia de otros materiales de uso común en la electrónica.

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