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EXPEDICIONES DE LA NOAA

Misterios oceánicos: cuando los científicos encuentran “cosas” que no pueden identificar

Una expedición oceánica de la NOAA ha permitido observar organismos nunca antes vistos. Mientras averiguan de qué se trata, los investigadores del equipo tienen que ponerles nombres como “extrañas cosas plumosas” o “extrañas pequeñas esferas”. El 95% de los océanos todavía está sin explorar.

Este es el centro de control del barco Okeanos Explorer, de la NOAA.

Este es el centro de control del barco Okeanos Explorer, de la NOAA. NOAA Office of Ocean Exploration and Research, 2016 Deepwater Exploration of the Mariana.

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Aunque solemos relacionar la búsqueda de nuevas formas de vida y la exploración de territorios inhóspitos con las ciencias espaciales, nuestro planeta todavía guarda muchos secretos, sobre todo en las profundidades marinas: el 95% de los océanos continúa siendo un misterio para el hombre.

Por esta razón, científicos de todo el mundo se esfuerzan por escudriñar las aguas con la ayuda de complejos sensores y vehículos submarinos por control remoto, como los que viajan a bordo del Okeanos Explorer. Este enorme barco, el único de la NOAA destinado a descubrir nuevos rincones en los fondos oceánicos, ha estado surcando durante tres meses la fosa de las Marianas en el océano Pacífico, el lugar más profundo de la corteza terrestre.

Uno de los extraños especímenes observados por los investigadores del Okeanos Explorer.

Curiosamente, la mayor parte de los investigadores implicados en la expedición se encuentran en tierra firme. Las imágenes captadas por los aparatos de la nave son transmitidas vía satélite por internet, de forma que los expertos pueden estudiarlas desde sus centros o el cómodo sofá de casa.

Sin embargo, pese a que esta estrategia de comunicación permite hacer consultas a científicos de muchas disciplinas e instituciones, algunos de los hallazgos del equipo del Okeanos "han dejado a toda la comunidad en silencio, porque nadie sabe qué es lo que estamos mirando”, describe Diva Amon, miembro de la expedición.

Uno de los mantos de “extrañas pequeñas esferas” inmortalizado por los instrumentos.

Mientras hacen averiguaciones, les ponen nombres descriptivos para identificarlos, como el manto de “extrañas pequeñas esferas” que se extiende en algunas zonas del fondo como una esponjosa alfombra. Han pensado que podría tratarse de excrementos, esponjas marinas, radiolarios o alguna especie de foraminífero (organismos microscópicos), pero dos meses después de su observación aún no han dado con la respuesta definitiva.

Algo similar les ha ocurrido con unas “extrañas cosas verdes fibrosas” adheridas a los corales y otras “extrañas cosas plumosas” ancladas a las rocas. Algunos creen que estas últimas son colonias de pólipos (una etapa de crecimiento de las medusas) y otros, briozoos, pero los dos tipos de organismos difieren tanto que sería como “confundir un mono con una cucaracha”, según Amon.

Esta es la apariencia de las “extrañas cosas plumosas” encontradas por los científicos.

Además de todas esas “cosas” que no han podido identificar, los investigadores de la expedición de la fosa de las Marianas se han encontrado con organismos escasamente documentados. Es el caso de una especie de gamba de la que hasta el momento sólo se tenían restos recogidos hace muchos años. “Los que trabajamos con animales del fondo oceánico nos quedamos atónitos al haber conseguido la primera fotografía de un espécimen vivo”, asegura Mary Wicksten, otro miembro del equipo.

También han hallado un pez gelatinoso nunca antes observado, capturado por las cámaras mientras nadaba a más de dos kilómetros y medio de profundidad.

“La sorpresa que sentimos hace que nos demos cuenta de lo importante que es la ciencia de los fondos marinos y justifica nuestro interés contínuo en la exploración oceánica”, dice Amon. “Descubrir nuevas especies pueden tener beneficios para la sociedad en forma de conocimiento o de productos”, añade.

El Okeanos Explorer volverá a zarpar el próximo día 17 de julio para estudiar el conocido como Monumento Nacional Marino de las Islas Remotas del Pacífico, uno de los mayores santuarios de vida subacuática del planeta. ¿Qué nuevas “cosas” tendrán que bautizar allí los investigadores?

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