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CARROLL SE INSPIRÓ EN EL HIDRARGIRISMO

El sombrerero loco no estaba loco, y Lewis Carroll lo sabía: era culpa del mercurio

La mayoría de expertos apuntan que el autor inglés se inspiró a la hora de crear su peculiar personaje en el hidrargirismo, una dolencia que padecían los sombrereros de su época y que les causaba algunas alteraciones que podrían haber llevado a creer que tenía una enfermedad mental.

El sombrerero loco

El sombrerero loco Agencias

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"Loco como un sombrerero" ('Mad as a hatter', en su forma inglesa) es una popularísima expresión que lleva utilizándose, sobre todo en el Reino Unido, desde hace más de dos siglos. De hecho, existen referencias escritas a la misma desde 1755 de forma no literal y exactamente así desde 1829.

El hecho de que se realizase esa analogía entre el oficio de sombrerero y la locura no es algo casual. Esta fue una de las profesiones más relevantes y con más demanda que ha existido a lo largo de un buen puñado de siglos: hasta mediados de 1900 era raro el hombre o la mujer que en su cabeza no luciera un sombrero. Y quienes los fabricaban enfermaban con asiduidad, o se les tachaba directamente de locos.

¿Y qué tiene que ver la profesión de sombrerero con la locura, además del recuerdo el peculiar personaje de las célebres novelas de Lewis Carroll 'Las aventuras de Alicia en el país de las maravillas' y 'Alicia a través del espejo'? La culpa la tenía el desconocimiento que había antiguamente sobre la peligrosidad y toxicidad del mercurio, uno de los componentes que usaban estos profesionales. Así, la de sombrerero se convirtió en una de aquellas profesiones que podríamos calificar como de ‘riesgo’.

Y es que desde mediados del siglo XVI y hasta bien entrado el XX, aquellos profesionales que se dedicaron a confeccionar sombreros usaron el nitrato de mercurio con el que trataban el fieltro y las piezas de piel animal utilizadas para realizar sus tocados.

La continua exposición a este veneno, del cual inhalaban los vapores que se generaba en el momento de secado del fieltro, provocó que un gran número de sombrereros se intoxicasen y muchos fueran los que acabaran enfermando de hidrargirismo –también llamado mercurialismo-. Se trataba de un trastorno que afectaba cutáneamente –a través erupciones en la piel o manchas-, pero especialmente con alteraciones neurológicas como temblores, espasmos, convulsiones e incluso sobreexcitación e hiperactividad, que era lo que hacía creer a la gente que se habían vuelto locos... aunque en realidad estaban intoxicados.

¿De dónde viene el personaje?

Esto hace pensar, de nuevo, en el mencionado personaje de ‘El Sombrerero Loco’ que aparece en las obras de Carroll y plantear si la intención del autor de las novelas de Alicia era hacer creer que realmente padecía alguna enfermedad mental o por el contrario se había inspirado en los innumerables artesanos de la sombrerería que ejercían en su misma época y en los síntomas que les provocaba el hidrargirismo.

Cabe destacar que en ningún momento de las tramas de los dos libros aparece el término ‘loco’ acompañando al de ‘El Sombrerero’ (o ‘The Hatter’, llamado originalmente así por el escritor inglés): ‘El Sombrerero Loco’ es una licencia tomada en la traducción al español.

La primera referencia que se hace al personaje la podemos encontrar en el sexto capítulo del primer libro, en el que Alicia pregunta al 'Gato de Cheshire' sobre qué clase de gente vive por allí y éste le responde –haciendo un gesto con su pata derecha- que por aquella dirección vivía un sombrerero y por la otra -haciendo un gesto con la pata izquierda- una liebre de marzo, indicando que "los dos están locos".

Esta es la única referencia a la locura del sombrerero en toda la obra. En el siguiente capítulo ya aparece, pero en ningún momento se menciona un posible trastorno mental y simplemente se relatan las excentricidades que este divertido personaje hace y dice.

Hay quien defiende la teoría de que nada tenía que ver el hidrargirismo con el motivo por el cual Lewis Carroll introdujo en sus novelas al sombrerero, quien no era llamado así por realizar tal oficio sino por el gran y llamativo sombrero que llevaba puesto. Igualmente, otros apuntan a la posible inspiración en un allegado del escritor llamado Theophilus Carter y que, según afirman algunas fuentes, era un excéntrico vendedor de muebles e inventor aficionado, famoso entre sus amistades por tener un comportamiento social bastante extravagante y singular, pero que en realidad no padecía locura alguna.

Sea cual fuera el motivo que inspiró al autor para crear uno de los personajes más peculiares de la literatura, lo que está claro es que el sombrerero no estaba loco. Y eso Lewis Carroll lo sabía.

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